7 octubre 2024
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Pleno invierno, esos momentos en los que más se agradece cobijarte en una pequeña sala y que el calor de las guitarras de un concierto te abrace como si estuvieras sobre una montaña de cojines. Este es el panorama que sentía antes de entrar en la sala Moby Dick para asistir al concierto de Male Bonding acompañados de Fabuloso Combo Espectro. Además, teniendo en mente los dos trabajos de los londinenses, Nothing Hurts (Sub Pop – 2010) y Endless Now (Sub Pop – 2011), esperaba que el colchón sonoro fuese más que mullido.

Lo de los madrileños es difícil de clasificar: punk acelerado y extravagante, precisamente el bálsamo reparador necesario para coger temperatura. Desgranaron su reciente álbum homónimo entre pasajes instrumentales imparables, llegando incluso a romper una cuerda en el segundo tema, acertadísimos acompañamientos de saxo y las extrañas voces que les caracterizan. Temas como Perfil Siniestro y Antisistema Solar dejaron claro que se les debe tener en cuenta dentro del panorama nacional, pese al poco público que les acompañaba.

Aún no se llenaba la sala cuando salieron a la palestra los londinenses. Una pena que no les acogiera un público más entregado porque el espectáculo lo merecía. Comenzaron previsiblemente  con Tame The Sun, tema que abre su segundo álbum. Punto de arranque desde el cual la velocidad ruidosa no cesó mientras se zambullían en sus dos discos, sin primar uno sobre otro en exceso. Con temas como All Things This Way, Channelling Your Fears o Dig You Out es difícil dar un mal espectáculo, si consigues evitar que el sonido de las potentes y rápidas guitarras no se conviertan en una bola incontrolable que engulla el resto de instrumentos y voces. Afortunadamente supieron medirse y el resultado fue mucha definición, a la par que potencia, y así pudimos disfrutar de una recta final con sus mejores golpes: Year’s Not Long, Cant’ Dream y la fantástica Bones. Después de tal repertorio también hay que hacer una gran mención especial con luces brillantes para la batería de Robin Silas, es digno de admiración tal aguante sin perder precisión. Hay baterías aburridos, y su complementario es este chico.

Para terminar soltaron Pumpkin, cortita y demoledora para largarse echando lechugas y no regalar ni bises ni nada. Lo cierto es que no se les puede reprochar, rubricaron el final y no hizo falta que lo rematasen, así estaba perfecto.