El pasado 14 de abril asistimos a la doble cita que los organizadores del Pop&Dance con la colaboración del ciclo La Noche En Vivo (Coca Cola Concerts Club) tenían preparado para la noche de jueves madrileña. Por un lado uno de los grupos más reveladores del último año, los madrileños Edredón, y por otro los consolidados El Columpio Asesino.
Dos grupos que como conjunto en cartel son más que efectivos, el oscurismo electrónico y rock-ravero que infunden los de Carabanchel es el átomo de antimateria que choca con el post-punk y la dosis eléctrica cometida (por momentos) de los navarros que ejercen de materia consistente para conformar un halo de luz que desbordó la Rock Kitchen por completo.
¿Qué podemos decir de Edredón que no se haya dicho estos últimos meses? Posiblemente todos los halagos que reciban sean por algo, y es que el boca a boca y el frenético directo del quinteto sumado a ese pelotazo que es su homónimo album Edredón (Origami Records.2010), ha sido forjado a base de lograr formar una mezcla de electro-rock y de agresivos sintes que deparan en uno de los experimentos más halagadores de lo que va de año en la capital.
Los madrileños empiezan cometidos, con la dificil empresa de lo que supone llevar un disco electrónico a un directo y saliendo fortalecidos tema a tema, así nos pueden deleitar con todo su despliegue maquinal en ‘W3′ o desear meternos a pedagogos para dedicarles algún libro (‘Querido Pedagogo’) , lanzan descargas a nuestros abismos neuronales para sacar los bailes tribales que llevamos en nuestro interior a ritmo de psico-electrónica ‘Sopena’, nos encariñamos con Larry el Delfin y llega el delirio en la pista con toda una rave en ‘Canguro’ donde los gritos finales nos llevan al delirio de las luces de neon y al movimiento extasiado . Miramos nuestro reloj y aún no es ni media-noche…lo han conseguido, tenemos la sensación de salir de un after con un subidón de adrenalina considerable.
El Columpio Asesino se presentaba con ‘Diamantes’ (Mushroom Pillow.2011) en la Rock Kitchen , brillantes , pulidos en el directo y con el respaldo de incondicionales y de los que no se cansan de degustar esa oscura sintonía entre las voces de Álvaro Arizaleta y Cristina Martinez. La banda ha vuelto a demostrar en su último trabajo que en la escuela del indie nacional se examinan a sí mismos y vuelven a elevar la nota que les precedía.
El post-punk delirante y con las gotas de electrónica embadurnadas de oscuras atmósferas predominaron desde los inicios, si bien su último trabajo es mucho más electrónico y depurado a simple vista que los anteriores, la energía con la que nos ofrecen su caleidoscopio musical es inminente de principio a fin. Las joyas de su último LP fueron las que desvirgaron su presencia en el escenario, así ‘Perlas‘ y ‘Diamantes‘ pusieron la piel de gallina a los que les veían brillar amontonados en la pista mecidos por ese columpio psicótico , psicopatía presente ‘On The Floor’ , con una batería que sangra rabia tornada en ritmos electro-envenenados. Pero es en la brutal embestida de ”Toro’ cuando nos pillan en el tendido sacando la pañolada gritando camino de Berlin, subidón que supuso el pasito que todos necesitaban para meterse ya de lleno en toda una lección de madurez y saber hacer en el escenario.
Si tras el delirio speedico pensamos que pueden bajar el ritmo, pasan directamente de la banderilla al arpón de grillos clavándolo directo al tímpano del oyente. Tocaba repasar discografía y tiraron de apuestas seguras, ‘Ye ye ye’ , ‘La Marca En Nuestra Frente Es La De Caín’ , pedimos cha-cha-cha con ‘Edad Legal’ y nos balancearon a los bises como los perros, a ritmo de ‘Lucas 44-48’ y ‘Cisne de Cristal‘ , y suministrando una inyección letal de subidón con ‘Floto‘ y guitarras embebidas en un ritmo de ascensión que nos elevaba a su merced.
Una elegante combinación de dos bandas que supieron dar cuenta de la fiereza presente en las bandas emergentes en la capital , y de la perfecta ejecución en directo de unos navarros que se las saben todas.
