19 abril 2024

OsoLeone_1Se abre el telón, se hace el silencio, desde Mallorca, el bestiario de Oso Leone cobra vida en el Teatro Lara. El quinteto asoma su cabeza con un pasaje instrumental, poco a poco la calma lleva a una tempestuosa maraña de capas que confluyen entre percusiones hasta atracar en el puerto vocal de Xavier Marín  para  fundirse con ‘ , han pasado cerca de diez minutos y la mayor parte del teatro está enmudecido con la puesta en escena de la banda, arrancándose con la primera gran ovación de la noche.

Mokragora (Foehn Records.2013) es el motivo de la visita de la banda a la capital con Son Estrella Galicia, y no pudo ser más acertado el recinto, pues su majestuosidad en directo se fue reforzada por la magnificencia visual y sonora de un recinto que acompañó en todo momento al buen quehacer de los isleños.

Si ya su primer largo fue toda una grata sorpresa en la cosecha nacional del 2011, éste nuevo retoño se ha convertido para muchos otros en uno de los discos del año y  en el que la banda da un paso hacia adelante para desgranar su artillería instrumental y compositiva así como para trasladarla al directo con todo lujo de detalles.En Mokragora confluyen tropicalismo, electrónica folk, balearic, jazz, africana, una telaraña de sonidos que tejen una red donde caer atrapado una y otra vez.

Su ‘Ficus’ encadenado con ‘Ficus II ‘ fueron dejando esquejes sonoros por el ambiente, llevándonos a un estado donde lo onírico y lo hipnótico confluyen, pasajes que nos pueden recordar a los Foals del ‘Total Life Forever’ , pasando por los experimentos del señor Yorke y sus Radiohead , o donde la doble batería nos llevaba a momentos en los que lo jazzistico parecía venir de los mismísimos Tortoise. Y qué decir que si seguramente hubiesen surgido en otras islas, aquellas donde la NME ensalzan a los Alt-J, seguramente les habrían quitado el puesto a aquellos.

oso2‘Monstera’ volvía a poner de manifiesto el papel fundamental de la sintonía y manejo de los tempos de todos los componentes, y ese bendito combo de percusiones y alternes entre lo electrónico y lo convencional , un temazo que bien podría haber firmado un grupo de la talla de Grizzly Bear. Está claro que la construcción y disolución de estructuras y muros de sonido es un componente más de su nueva etapa, y cómo tal lo llevaron a su directo, es difícil no permanecer ojiplático ante la interpretación de ‘Crisantemo’ o ‘Sanseviera’, loops, detalles desglosados poco a poco, sencillas notas complicadas a propósito, retratos artesanos que dan forma a las fábulas de Oso Leone. Cuidadosamente interpretado, meticulosamente tallado , estudiadamente plantado, cada tema toma vida y crece como una enredadera a través del Teatro , envolviendonos y desplegándonos su colorismo , como en el turno de ‘Clivia’.

Los amantes de su primer trabajo vieron recompensada su espera cuando interpretaron ‘Fire‘ y ‘Lobo‘ con un lavado de cara mucho más acorde al nuevo sonido de la banda, donde el pop más folk copula con el experimento electro-balearic para mutar en este agraciado rara avis .

La recta final la afrontaron volviendo a su último trabajo, ‘Cactus’ y ese duelo de baterías final in crescendo, daban paso a un nuevo pasaje instrumental, ‘Salvia‘, y a un cierre donde lo psico-trópico se unía con el free-jazz y ritmos tribales , dejando claro que lo de Oso Leone no es sólo un disco de cabecera, sino un directo de obligada presencia en la geografía nacional.

 

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