‘El Bello Verano’ – Royel Otis – Crónica de su paso por Madrid – Noviembre 2024
Los Royel Otis no han tardado mucho tiempo en hacerse un hueco imprescindible en el corazón de cualquier melómano más o menos modernete, ansioso por devorar un sonido revival que ya acariciaran The Drums, MGMT o Beach Fossils, recordándonos en ciertos pasajes incluso a The War On Drugs (Kool Aid) o a los Girls, y vitaminando sus influencias con esa onda australiana que la banda desprende, inmersión en un verano eterno, ese bello verano al que hacían alusión los Family , adaptación atemporal a un público que oscila entre el moderneo y el público más posh y que ondea su talento entre gente que va de 20 a los 50, con el consiguiente relevo generacional pertinente.
La banda venía marcada por su triunfal paso por la última edición del Primavera Sound en Barcelona, el boca oreja hace mucho, eso y el Tik Tok (que se lo digan a los Cigarettes After Sex), pero en este caso, los de Sidney llegaban con el todo vendido a meses vista y con una expectación que hizo que La Sala del Wizink Center estuviera hasta los topes en su puesta de largo en sala en nuestro país (al día siguiente lo harían en Barcelona). La Sala , un sonido tremendo por cierto, que te hacía olvidar que estabas en una nevera gigante en la que el aire acondicionado hacia que las cañas a seis pavos no se te quedaran calientes en las manos.
Royel Maddell y Otis Pavlovic hacían acto de presencia con su banda, con Julian Sudek y Tim Flair completando esa panda de compinches donde el disfrute en escenario se palpa desde los primeros acordes de su set. Explosivo comienzo con ‘Heading For The Door’, ‘Adored’, o ‘Daisy Chain’, una ejecución en directo que ya de primeras conquistaba, quizás no esperábamos ese grado de maestría y de saber hacer, pero los chavales llevan fuera de casa casi seis meses, rodando los temas de uno de los discos del año, ‘Pratts & Pain’, y obviamente lo han ido puliendo a golpe de directo, como bien fue comprobado en Madrid. ‘Motels’, ‘Foam’, ‘Velvet’ o una de las más celebradas, ‘Claw Foot‘, iban cayendo en el set, el calor se notaba en un público entregado, que acariciaba las melodías igual que ellos acariciaban sus instrumentos, envolviendo con su brisa lo-fi a una sala embobada por su presencia.
Ver esta publicación en Instagram
De vez en cuando se hacían querer con sus comentarios ante el público, tal es el fervor por la banda que incluso sus fans atentaron contra su propio sistema inmunitario practicando en dos ocasiones el ‘shoey‘, alabado arte australiano de beber de la zapatilla de tu partner in crime, un trago de cerveza mahou que bien les tuvo que saber a los susodichos a una buena IPA de manual bien macerada.
También hubo tiempo para nuevas canciones ‘If Our Love Is Dead‘, de vibrar y desgañitarnos llegando al tono de ‘Fried Rice‘ y ponernos la piel de gallina en ‘Til The Morning‘, obviamente hubo subidón con su versión de ‘Murder On The Dance-Floor‘, cover que se recibió con especial euforia justo a puntito de llegar a los bises, algo que enlazaba de perlas (nunca mejor dicho) con ‘Oysters In My Pocket’ y la algarabía generalizada.
Esa maravilla de The Cranberries resonaba con su particular visión en La Sala, ‘Linger‘, lagrimica, y un fin de fiesta con ‘Kool Aid‘, sin duda ‘The flavor of the week’ nos venía de golpe, ‘Save my body, step on me‘, buen resumen para un paso de Matrícula de los Royel en la capital, nos salvaron y nos arrollaron con su colección de temarrales, dos LPs, una buena cantidad de sencillos, y un futuro por delante, el que ellos quieran.
Como teloneros ejercieron Pena Máxima, el combo formado por Pablo y Julián Palomo , hermanos y compañeros musicales que tras otras andadas como la de Autumn Comets, acometen en esta nueva vida un rol en el que el slowcore y el noise se funde con su particular visión del emo shoegaziano, pudimos engullir alguno de los temas de su nuevo trabajo, el recomendado ‘Crudo’, que veía la luz hace unas cuantas semanas.
p7nui8