25 abril 2024

OSCARSdelaiglesia

Ya se sabe que es imposible contentar a todos con un articulo de crítica. Ya lo dejó bastante claro Clint Eastwood cuando dijo aquello de que la opinión es como el culo: todo el mundo tiene uno y piensa que el de los demás huele mal; y el expresarlo está muy bien para la gente ‘ajena’ al tema, que ha visto por una parte la obra y por otra su comentario y puede estar mas o menos de acuerdo con el resultado, vanagloriar al crítico si lo ha encontrado muy acertado o vilipendiarle si piensa que el elemento en cuestión no tiene ojos en la cara, oídos en las orejas o simplemente parece que está hablando de otra cosa (véase el por todos conocido ‘¿pero este tío ha visto el mismo espectaculo que yo?’). En el otro rincón deberían estar los creadores, esos entes de quien se espera un cierto nivel de tolerancia ante las reprimendas de quienes analizan su trabajo puesto que, al fin y al cabo, uno nunca puede ser del todo objetivo ante la creación propia, por no decir que no resulta muy chic eso de aparecer como un llorica al son del ‘mamaaa! fulanito se mete conmigo en el recreo!‘. Dicho esto último entendemos que si alguna vez ocurre, la cosa se pone la mar de interesante. Como por ejemplo lo que ocurre con (o más bien contra) la sección de cine de El País.

El primer ofendido fue Pedro Almodóvar, que cansado de ver como el crítico que gusta de usar la expresión vergüenza ajena más que a un tonto un lapicero le pone a caldo una y otra vez ha decidido contestar. Flores como  “No soy masoquista, no quiero ver otra vez ‘Los abrazos rotos‘” o “alguien me comentaba que en muchos aspectos “Tetro” da la sensación de que Coppola está imitando el estilo y el tono del peor Almodóvar. No exagera. Ver para creer”  han sacado al famoso manchego de sus casillas y le han llevado a responder desde su blog. Es mejor leerlo todo, pero aquí unos recortes:
“A mí me importa un comino si Boyero es o no masoquista, si tiene un testículo o cuatro, o la marca de crema hidratante que utiliza. Ya que le pagan para que informe de las películas que compiten en el festival (aunque haya visto alguna antes, no puede conocer la reacción de la prensa si no asiste a la proyección), el hecho de no ser masoquista no debería eximirle de esta obligación.” “Un hombre que emplea el 75 por ciento del espacio para despotricar sobre mi persona (lo que ni siquiera es una novedad, porque lleva casi treinta años haciéndolo), y alrededor del 25 por ciento para despachar la película diciendo cosas como que la interpretación de los actores es “inane y lamentable” (dos de sus adjetivos favoritos) sin mostrar un sólo ejemplo que nos ayude a entenderle…”
A esto el periódico ha contestado (si, contestado) entre el respeto y la defensiva, alabando por una parte al autor pero defendiendo a sus redactores en la continuación de una disputa eterna y muy graciosa. Los otros ofendidos (estos ya vienen en bloque) los encabezan Álex de la Iglesia, Fernando Trueba y Eduardo Campoy que enfadados por un articulo publicado en el periódico y firmado por Javier Martín, han redactado (bueno, más bien Álex de la Iglesia) una carta al director, a la que se han adherido otras 84 personas relacionadas con el cine, quejándose de la feroz critica a las subvenciones que hacen posibles el rodaje de la mayor parte del cine español.
Hacer una deducción directa que lleve a la idea de que en España “igual se hace cine como se cultivaba el lino, para recaudar subvenciones, aunque luego ni se recoja el lino ni se proyecten los filmes” (sic) es un argumento absolutamente demagógico y falaz que no responde a la realidad de un sector que es mucho más complejo y que sin duda está necesitado de un proceso de profunda reconversión. Por cierto, un sector mucho menos subvencionado que casi cualquier otro sector productivo en este país, como, sin ir más lejos, el de la prensa. Basta para comprobarlo contabilizar la publicidad institucional que albergan sus páginas. ¿Cree usted que se pueden sacar conclusiones sobre la baja asistencia del público al cine español sin analizar antes dónde se encuentran las dificultades de acceso real de las películas españolas a sus espectadores naturales? Creemos que no se puede afirmar impunemente que no hay pantallas suficientes para el cine español sin echar antes una mirada a sus propias páginas de Cartelera y constatar que algunos títulos (casi todos americanos) sin más prueba de talento que la publicidad que les precede ocupan 50 pantallas sólo en Madrid. Nos ponemos a disposición de sus redactores para poder explicarlo. Aunque suponemos que ellos ya lo saben todo. Otra cosa es que no lo cuenten”.

1 comentario en «En pie de guerra contra la seccion de cine de El País»

  1. Hay ocasiones en las que el crítico(y no digo periodista, porque en muchas casos no lo son)mete la pata en un intento de convertirse en lider de la verdad absoluta:

    “En el género de terror abundan numerosos precedentes similares que dieron a conocer, fundamentalmente en USA, a futuros cineastas de prestigio. No parece que éste vaya a ser el caso de Peter Jackson: su guión es pobre, como actor no pasa de mediocre y no se puede decir que su realización supla a base de ingenio las carencias presupuestarias”*

    * Moreno, Francisco: Cine para leer 1988, Bilbao, Mensajero, 1989. pag 300

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