19 abril 2024

Portada de Kid ARadiohead, paradigma del mundo indie, de la innovación y del gafapastismo. Musa de tantos. Asiduos del top de Last.fm (interesante porque se basa en constantes escuchas, no en las ventas, esporádicas) y de cualquier lista de éxitos respetable año tras año. Foco de miradas, siempre merecedores de titulares. Esta ya mítica formación cerró el milenio con un disco antológico. La declaración de Kid A como mejor disco de la década por parte de Rolling Stone es una excusa como cualquier otra para dedicarle un merecido análisis.

Con los primeros álbumes, Pablo Honey y The Bends, partieron de un sonido de rock británico semejante a otras bandas contemporáneas (The Verve, Oasis…) para desarrollar un estilo propio, mucho más denso, profundo y evocador. El tercer álbum, OK Computer, fue la confirmación de que este grupo de Oxfordshire tenía mucho más que ofrecer. Unánimemente aclamado por la crítica, se ha convertido en uno de los discos más influyentes de las últimas décadas, y cita obligada como referencia para muchos otros músicos. El éxito que habían conseguido con él había puesto las expectativas y el nivel de exigencia para su siguiente disco, muy, muy altas. Habían crecido y se habían distinguido del pelotón del brit pop, tan dado a grupos de breve recorrido y escasa evolución. ¿Qué se podía esperar del siguiente trabajo?

Hubo que esperar tres años para que esta pregunta encontrase respuesta. Quizá conscientes de que una  línea continuista difícilmente superaría lo anterior, o por agotamiento de la estructura relativamente convencional de su formación hasta la fecha (guitarras, bajo, batería), optaron por la ruptura, en forma de diferentes instrumentos y sonido minimalista. Quien esperase más de lo mismo iba a quedar dramáticamente decepcionado.

La primera impresión…

Los interrogantes comienzan desde el título y portada.

Con el título ponen nombre a un hipotético primer clon humano que utilizan como protagonista. Esto nos da una primera pista sobre la temática del álbum: deshumanización, tecnología, fin de la persona…

La portada corresponde con una representación infográfica de la guerra de Kosovo, concretamente de una montaña cubierta por nieve. Este tono glaciar/apocalíptico es el leitmotiv del álbum. Constantemente se habla de dolor y desesperanza, y cuando no son las letras las que nos trasladan a este mundo desolado, este futuro por llegar, son los instrumentos, en su mayor parte creaciones electrónicas, que parecen llorar por los seres que las manejan.

Pista a pista

El álbum consta de 10 pistas, todas firmadas por Radiohead, aunque cuentan con varias colaboraciones, siendo quizá la más destacada la de Paul Lansky, que presta la melodía de Idioteque.

Comienza con Everything In Its Right Place. Las cinco notas de comienzo ponen los pelos de punta. Es la apertura perfecta para un trabajo redondo, muy representativa del resto del álbum. Abandono prácticamente total de los instrumentos con los que venían trabajando, y adopción de sintetizadores, teclados y samplers, protagonistas absolutos en Kid A. El texto, algo que también se repetirá en otras pistas, parece formado por una sucesión inconexa de frases abstractas: “todo está en su lugar / ayer me desperté chupando un limón…”. Indagando un poco se puede desentrañar el significado de buena parte de lo que dice, pero lo mejor es simplemente dejarse llevar por la deformada voz de Yorke para trasladarse al universo del álbum.

La segunda pista es la que da nombre al álbum. Kid A es una composición en la que la voz de Yorke se vuelve casi ininteligible bajo la manipulación electrónica a la que es sometida. Con la letra y los sonidos que emplean parecen querer llevarnos al mundo de sueños (“standing in the shadows at the end of my bed”), o más bien de pesadillas (“rats and children follow me out of town”), que dominarían las noches de “Kid A”, el primer clon humano.

The National Anthem (“el himno nacional”) es uno de sus trabajos más arriesgados dentro de su álbum más arriesgado. Está protagonizada por un riff que se repite una y otra vez, junto al cual van sonando samples y se van incorporando otros instrumentos que parecen no guardar ninguna relación o estructura con el resto. Es una de las canciones donde la influencia del jazz es más clara. Ciertos tramos no son si no free style, saxos, trompetas y trombones evocando ese caos y ruptura que supone este disco. Puede que, pensando en ese mundo destruido visualizado a lo largo de todo Kid A, pensasen que su único himno nacional válido fuese algo así, desestructurado y brutal. Para mi gusto, la más destacable de las diez pistas. Si a la primera no te entra, dale más oportunidades. El frenesí y la locura de la banda entrelazándose en el clímax final bien lo valen.

Con How to Dissapear Completely se dan un respiro de la locura anterior. La voz de Yorke pasa a un primer plano, y la electrónica y los instrumentos dejan de ser los protagonistas para ser acompañantes en su interpretación, que mantiene el tono dramático general. Negación de la realidad, desesperanza, desastres que parecen una pesadilla y de los cuales no se pueden escapar…

Treefingers es una pieza instumental, pausada y tranquila. Desconozco si le han atribuido algún significado “oficial”, o si lo pretendió tener en absoluto. Vista en el disco sirve de ecuador, tras la sosegada pista anterior, hacia las más intensas que vienen a continuación. ¿La calma después de la tormenta? ¿Los momentos de tranquilidad antes del desastre absoluto? Seguramente situarla en la mitad no es algo casual.

La música de Radiohead tiene la etiqueta de triste, deprimente. Optimistic parece un juego de ironía y sarcasmo al respecto, o una reafirmación.  “Todo lo que nos rodea es muerte, pero no nos preocupemos, sigamos consumiendo”, parece decir la letra. La instrumentación es más convencional, semejante a lo que se puede encontrar en OK Computer, pero no por ello menos interesante.

In Limbo comienza con dos párrafos casi imposibles de entender, utilizados, como otras tantas veces en el álbum, para crear la atmósfera. De nuevo la voz usada más como instrumento que como portador de mensaje explícito, en una canción que parece mecerte en la melancolía.

A continuación, otra de las absolutamente imprescindibles en la carrera de Radiohead. Idioteque es otro de esos temas densos, inexcrutables, de letras con miles de significados. A golpe de bajo, con una base electrónica frenética, Thom Yorke parece hablarnos de una hipotética catástrofe (¿nuclear? ¿medioambiental?) que está ocurriendo pero que no queremos ver. Lo que ve es un mundo que corre y corre por dinero, pero que deja atrás al ser humano, al que sólo le queda resignarse y protegerse. O quizá no tenga nada que ver con esto, quién sabe. Imprescindible.

Más sosegada, Morning Bell es no menos dramática. “Corta a los niños por la mitad” es una frase que no se puede dejar pasar sin más. Probablemente hable de un hogar roto por un divorcio, lo cual encajaría en el ambiente depresivo de todo el tema.

Motion Picture Sountrack podría ser la versión de Radiohead de un tema de desamor. Soledad y cartas que son quemadas, desengaño (“no es como en las películas”), combinaciones peligrosas (“vino tinto y somníferos”) y una terrible despedida (“te veré en la próxima vida”).

Éxito

Incluso su promoción resultó rompedora, mediante vídeos y streaming que los fans podían introducir en sus páginas web (ojo, que estamos hablando del año 2000). A pesar de ser un disco de imposible posicionamiento en radiofórmulas, el éxito alcanzado con OK Computer y las expectativas creadas llevaron a Kid A a ser el primer número uno directo de la banda. Y eso sin publicar ningún single ni videoclip del mismo.

Se separaron de EMI en 2007, y, abogados mediante, han publicado, además del obligado  (y totalmente prescindible, vete a por los álbumes completos) grandes éxitos, interesantes reediciones de los seis primeros álbumes (de los que mantienen los derechos). Todos ellos en ediciones dobles, con rarezas, directos y caras B.  El volumen extra de Kid A está compuesto exclusivamente por directos, entre otras cosas porque el material “sobrante” de éste dio lugar al siguiente, Amnesiac.

Ganó un Grammy, pero su legado va mucho más allá. En las últimas semanas lo habréis visto en prácticamente todas las listas de “lo mejor de la década”, por méritos propios. No sólo es genial y completo en sí mismo, sino uno de los saltos más arriesgados en la carrera de cualquier artista. Marcó un antes y un después en su discografía, desplegando ante ellos una cantidad infinita de caminos por los que circular en sus posteriores trabajos. Amnesiac (grabado al mismo tiempo, y considerado poco más que una recopilación de caras B o descartes del mismo), Hail to the Thief o In Rainbows no se entienden sin la existencia de Kid A.  La evolución en estos tres últimos álbumes arrancó antes, en la revolución del cuarto. Difícil, emotivo e intenso como ninguno, es un álbum que no puedes dejar de disfrutar. Nunca un sintetizador transmitió tantas emociones, nunca la música electrónica se sintió más humana.

Escuchar en Spotify >> Radiohead – Kid A

4 comentarios en «Kid A, el mejor album de la década»

  1. Gracias por este completo análisis del disco. Me has dado ganas de escucharlo muy atentamente.

  2. exelente aporte y que tema es ese que dices “masterpiece” quien lo toca?

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