25 abril 2024

201589-p__ster_petit_indi_rgb-smallSi ayer el London Film Festival daba comienzo con las animadas tribulaciones de un zorro en stop -motion (Fantastic Mr Fox, Wes Anderson, 2009), hoy el mismo animal volvió a rebolotear por las pantallas del British Film Institute. Sede principal del festival de cine mas glamouroso de Inglaterra.

Este indefenso y salvaje zorro llegaba de la mano de una de las representaciones patrias en el festival, el cineasta catalán Marc Recha, que presenta estos días en la capital inglesa la singular Petit Indi, su filme mas clásico hasta la fecha.
Recha, enfant terrible del cine catalán desde principios de los 90 con la proustiana El cielo sube y su tratamiento temporal, deja a un lado el tratamiento experimental, que mostró en su anterior filme Dies D´Agost (2007), un cuaderno de viaje, para entrar de lleno en una mirada contemplativa y a la vez desgarradora del extrarradio Barcelonés de Santa Coloma de Gramanet o Sant Adriá del Bessós. El joven Arnau y sus compañeros de aventura, un zorro y sus pájaros jilgueros (Inolvidable el certamen de pájaros cantores) intentan sobrevivir en la periferia de la gran ciudad catalana mientras el eco de la madre encarcelada resuena en cada uno de los encuentros familiares.
Y es que como Recha nos tiene acostumbrados no seremos testigos de la Barcelona de postal o de la Cataluña mas apasionada, sino de un espíritu profundamente rural que impregnará los paisajes retratados casi de un modo pictórico. Como si el canódromo de la Meridiana barcelonesa y sus cielos recibieran el tratamiento de un paisajista inglés del siglo XIX.
Y es que Recha abandona la cámara en mano en pos de la elegancia del plano fijo o el clasicismo de la grúa que asciende majestuosa al cielo catalán. Todo ello en una desgarradora historia de profundo calado emocional. Casi bressoniano.
No es nueva la deuda de Recha con la filmografía Bressoniana, sin embargo esta última obra resuena a la última etapa del cineasta francés con el nihilismo que podría desprenderse de filmes como Le diable probablement (1977) o L´argent (1983). Y a Bresson habría que volver a acudir con Mouchette (1967) y el tratamiento de la violencia animal que desprendía del que tambien seremos testigos en Petit Indi, la cual contiene la emoción y la violencia a partes iguales.
Lástima que los saulbassianos títulos de crédito inciales y finales, así como el alegre y jazzero tratamiento musical de Pau Recha, desestabilicen el conjunto de esta sorprendente “Little Indian” como traducían los rótulos luminosos del festival inglés.
Una dura, valiente y sobre todo arriesgada historia pese al clasicismo manifiesto en cada uno de sus planos. Que nadie deje engañarse por este salvaje lobo con piel de indefenso zorro.
por Pablo Maqueda