8 diciembre 2023

Como excelente replica de lo que debería conformar la cabeza de cartel de muchos festivales, o magnifico prólogo al día de la música (por cercanía, importante no confundir esfuerzos e intenciones), el cierre de la tercera edición del Véral nos dejó una impresionante jornada de música en el centro más insospechado de la ciudad -la Pérgola del Campo Grande-, lugar en el que entre algún despistado de avanzada edad que esperaba otro tipo de charanga y pavos reales que sorprendían o asustaban a más de uno, disfrutamos de conciertos que confirman el gran momento de forma de dos bandas nacionales a reivindicar y destacar tanto por sus nuevos trabajos como sobretodo por su pulcritud y energía en el directo: Punsetes y Triángulo de Amor Bizarro. La tarde comenzó con los locales Diploide y su show de hip hop humorístico, aunque no os vamos a engañar diciéndoos algo de ellos ya que llegamos tarde a su concierto y no pudimos ver casi nada, cosas del directo.

loppunsetes Los que si que nos tuvieron pegados -y con ganas- al pie del escenario fue con Los Punsetes, grupo del que somos seguidores desde su debutacérrimos fans con su continuación LP2, que despunta ya entre lo mejorcito del año y fue el que centró la totalidad de su repertorio. Los 5 amigos del Punset abrieron con ‘El artista’, una de las canciones que menos llama la atención de su nueva entrega, pero que resulta ideal para comenzar de una manera más o menos relajada a meternos en las guitarras y la voz de Ariadna. O más bien con su polémica pose: estática cual gárgola de piedra. Así permaneció durante todo el concierto, tendrás suerte si la ves pestañeando, y créeme que la vas a mirar más de lo que piensas ya que resulta increíblemente llamativa. A partir de aquí un intenso repaso a ese verdóncho LP2 (magnifica portada fanzinera la de Joaquin Reyes) sacando a la palestra ‘Cervatillos’, ‘Hospital alchemilla’, ‘De moda’ o ‘Dinero’ para hacer relucir esas letras tan directas, irónicas y maravillosas, llenas de humor negro en ocasiones y casi siempre de mala baba que canalizan a través de esos caracteristicos punteos concisos, claros y rápidos que ya conocemos. Destacable la potente parte final para la que como es natural se guardaron sus temas más brillantes de primer y segundo disco, los cuales intercalaron como si nos estuvieran mostrando similitudes entre discos: si ‘Dos policías’ representaba su hitazo absoluto e himno generacional, que por cierto sonó emocionante y especialmente rápido para alegría del publico que acompañó con voces y saltos, le siguió su nuevo single, también rápido, pegadizo y con una letra que nos encanta, ‘Tus amigos’ cuyo estribillo va calando entre la gente y se va perfilando como otra de esas canciones atemporales que serán coreadas en todas partes de aquí a un tiempo.
4718982040_0201936895Lo propio hicieron con las composiciones más tranquilas con las que cierran ambos discos, ‘Maricas’ y ‘Cien metros para el cementerio’ -por ese orden- sirvieron también como cierre de un gran concierto, certificando que aquel progresivo, oscuro, con momentos ruidistas, letra completamente surrealista y sobretodo de una belleza bizarra (si, me refiero a ‘Maricas’) es un tema insuperable dentro del estilo del grupo y se convierte en perfecto para cerrar un concierto -ojala lo hubieran hecho así- y dejarnos con la boca abierta. De igual manera nos encantó su directo y nos dejo deseosos de verles de nuevo en esta edición del Sonorama o en cualquier sitio al que se acerquen.

4720190197_348ee76c80Cuchillo, de Barcelona, se encargaron de tomar el relevo de la noche, y aunque por su estilo más íntimo y reposado nos hubiera gustado verles antes del subidon de los Punsetes esto no impidió disfrutar de un show reposado, lleno de efectos y referencias. Tras una lenta y trabajada introducción instrumental -lástima que cuando llegaban al final de la misma y el principio de la primera canción se rompió una cuerda de la guitarra estropeando un poco el ambiente- el dúo comenzó deslumbrando con el hipnotico ‘Come with me’ y generando un sonido sorprendentemente rico para solo contar con un guitarrista y batería, eso si ayudados de samplers hábilmente grabados. Temas como ‘Breathing again’ o ‘Estricta libertad’, de su único disco en el mercado hasta el momento, nos trasladaron a parajes folk-rock cargados de una fuerte influencia lisérgica heredada de la Velvet, Syd Barrett o Robert Wyatt, pero con más interés por las atmósferas tranquilas, progresivas y la melodía vocal, que por momentos nos recordó a aquellas de los Beatles más psicodélicos de la época ‘Revolver’.

4720190197_348ee76c801Cerraban la noche uno de mis particulares vicios confesables actualmente, los -ahora extra ruidosos- Triángulo de amor bizarro, con el factor en contra que supone tener el listón muy alto: primero por conocer sus nuevas canciones demasiado al dedillo, pero más importante por la incógnita de si serán capaces de mantener el nivel de agresividad y ruido que muestran en ese pepinazo titulado ‘Año Santo’, que con toda seguridad figurará entre lo mejor de este año para muchos, por lo menos para la buena afluencia -la mayor de la noche- que se congregó a última hora. Los ahora cuatro gallegos, recordemos que además de disco Isa y Rodrigo -voces, bajo/guitarra y alma del grupo- estrenan formación con nuevo batería y un teclista/guitarra suplente, comenzaron intensamente acelerados a destrozar -en el buen sentido- los oídos de todos los asistentes con un sonido rabioso, furibundo y ampliamente distorsionado, dándonos toda una lección de como hacer ruido del bueno que, partiendo del shoegaze, mantenga una cierta coherencia melódica y un fondo casi luminoso.
94727081035_0d4a588e46Sin respiro ni nada que les frene fueron disparando poderosos trallazos en una frenética presentación que hace olvidar la versión enlatada de TAB y abrazar sus nuevos ‘Amigos del genero humano’ áspero, guitarrero y tararearle como pocos, ‘El culto al cargo o cómo hacer llegar el objeto maravilloso’ en el que después de un ardiente guitarreo a una velocidad de vértigo y una intensidad inigualable aparece el maravilloso ritmo krautrockero que encauza a la perfección toda esa energía, o la desatada ‘La malicia de las especies protegidas’, potencia y ritmos rabiosamente eléctricos desde el primer segundo, llevando al máximo los amplificadores y el guitarreo. Estos fueron los momentos más celebrados junto con el repaso a sus hits como el genial ‘El Himno de la bala’, el incuestionable ‘De la monarquía a la criptocracia’ y el actual -por la versión contenida en el disco día de la música- ‘El fantasma de la transición’, que certificaron que tenemos una banda cuyo directo no te puedes perder por potencia, ganas, suciedad y miles de vatios de distorsión.

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