Los Punsetes es probablemente el único grupo sobre la faz que ha estado presente en nuestras listas de lo mejor del año con todos los álbumes de su discografía: en 2008 con ‘LP’, en 2010 con ‘LP2’ y en 2012 con ‘Una montaña es una montaña’. Sirva este dato para ilustrar lo muchísimo que nos gustan y lo predispuestos que estábamos a que nos convenciera su directo de ayer noche en El Sol dentro del ciclo Son Estrella Galicia, cita a la que, salta a la vista, no podíamos faltar y para la que agotaron todas las entradas -parece que los números avalan su gestión-. Pero lo de los Punsetes es algo tan insólito que, siendo francos, poco importa la predisposición con la que te plantes en sus conciertos: basta que Ariadna abra la boca y empiecen a proyectarse las primeras imágenes en el telón de fondo para que te dejen irremediablemente inerme.
Y es que, ¿qué pega cabe ponerle al show de los Punsetes? Su sonido es atronador y su puesta en escena, el mejor envoltorio para lo incontestable de su repertorio, con la ya consabida impasibilidad de Ariadna -lo suyo es puro sacrificio- y las preciosas proyecciones que engrandecen sus canciones hasta límites insospechados. No faltaron sus éxitos -para los que anoche estuvimos allí lo son, y con todas las letras- ‘Fondo de armario’, ‘Tus amigos’, ‘Estilo’, ‘Maricas’ o el más reciente ‘Tráfico de órganos de iglesia’, que vaya cinco temazos como cinco templos -este último fue nuestra canción española favorita de 2012-. También justificadísimamente coreadas fueron ‘Pinta de tarao’ y esas aceradas y emocionantes sátiras de la indeseable situación política actual que son ‘Dos policías’ y -ya en el bis- ‘Los tecnócratas’. Más aciertos: la versión de ‘Viaje a Egipto‘ les viene al pelo, dada su afición por la entomología -ahí está el artwork de su primer álbum para atestiguarlo- y la turbadora ‘Cien metros para el cementerio’ es el mejor fin de setlist que podían haber elegido -¿acaso esa “y las mariposas que había en la pared ya cubren la alfombra del cuarto del hotel” no es su mejor frase?-. Así las cosas, y por muy peregrino que pueda parecer, hay que rendirse a la evidencia: los Punsetes han hecho de su universo lleno de vómitos, insectos, frustraciones y corrupción algo sencillamente irresistible.