16 abril 2024

Un año más, llegó uno de los festivales más esperados por muchos, el festival Sonorama Ribera 2015, que dio su pistoletazo de salida el miércoles 12 de agosto. Ya os hemos contado lo acontecido el sábado 15 de agosto en el festival arandino, así que ahora retrocedemos un día y nos situamos en el viernes 14 de agosto.

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Foto: Rodrigo Mena Ruiz

El tiempo parecía que no nos iba a acompañar, pero las nubes que anunciaban lluvia no amedrentaron a los asistentes al festival, que poco a poco fueron llenando la Plaza del Trigo para asistir al concierto de Jacobo Serra. Su guitarra y su voz respaldados por un bajo y una batería fueron elementos más que suficientes para llenar de canciones delicadas y sencillas la mañana del 14 de agosto. Jacobo dedicó una canción al equipo de Leaozhino, el proyecto solidario que se encargó de apadrinar este año el festival Sonorama Ribera, y otra a su perro y a su gato, que cantó con la ayuda público.

Tras él, se subían al escenario los componentes de Belize. Sus canciones son una amalgama de ritmos, estilos y lenguas, compuestas con mucho gusto, cargadas de belleza. Sin embargo, su puesta en escena en la Plaza del Trigo dejó mucho que desear. Quizás les falta experiencia o les sobra timidez, lo cierto es que la actitud de parte de sus miembros sobre el escenario unida a los problemas de sonido dio como resultado un concierto un tanto insípido.

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Foto: Diego Santamaría

Sin embargo, la fuerza que le faltó a Belize les sobró a Estrogenuinas, que hicieron moverse a todos los congregados frente al escenario Red Bull Tour Bus con sus melodías canallas y sus letras pegadizas (pepiiiiiiinos, asesiiiinos).

La jornada vespertina del festival Sonorama Ribera 2015, comenzó con la actuación de Smile. Los de Getxo llevaron, con sus melodías surferas, el aroma del mar a Aranda de Duero. La alegría que trasmite John Franks sobre el escenario y fuera de él (se bajo una par de veces para cantar entre el público, de hecho, el concierto finalizó con “Give Me Back “interpretada por tres de los miembros de la banda en el corro que abrieron los asistentes para ellos) se contagió fácilmente al resto de los presentes que corearon y bailaron canciones de su último trabajo Out of Season

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Foto: Rodrigo Mena Ruiz

Pese a los numerosos problemas técnicos que experimentó Julián Maeso y su banda (el órgano y la guitarra se dejaron de oír un par de veces), el músico dio un concierto más que correcto, una demostración excelente de sus dotes musicales. Sin embargo, el recital de blues y rock setentero resulto un poco uniforme, lo que unido a las únicas gotas de lluvia de la jornada, provocó que la asistencia de público fuese bastante escasa.

En ese mismo escenario, pasadas las nueve de la noche, Arizona Baby se mostraron emocionados por compartir con el público arandino las canciones de su último trabajo Secret Fires, que los recibieron con una calurosa acogida. Rock polvoriento, ritmos contundentes ejecutados por Guille Aragón y el carismático Javier Vielba más callado de lo habitual (el tiempo escasea en los festivales, prueba de ello fue su despedida sin la mítica melodía que les suele acompañar). Una vez más, Rubén Marrón demostró que su guitarra es una extensión de su cuerpo y nos dejó a todos boquiabiertos cambiando una cuerda en tiempo récord.

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Foto: Diego Santamaría

Tanto Arizona Baby como Jero Romero, que actuó a continuación, estimularon al público del festival Sonorama Ribera 2015 a acudir a los conciertos en salas del invierno. El toledano y su banda están más que acostumbrados a este formato que no resultó muy adecuado para un festival, las partes instrumentales que suelen emocionar en sala, hacen que el público festivalero se disperse. Por lo demás, Jero Romero y sus músicos dieron un concierto excelente, en el que primaron las canciones de su segundo trabajo; La Grieta (“Hombre mayor”, “Los columpios”, “El ventanal”).

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Foto: Jacobo Revenga

Uno de los conciertos que esperaba con más ganas del festival Sonorama Ribera 2015 era el de Calexico, grupo que me conquistó con su penúltimo trabajo; Algiers. Quizás porque el anhelo de verlos en directo era mayor, la decepción fue directamente proporcional. El concierto me resultó monótono, con una excesiva presencia de sonidos que recordaban a sus vecinos del sur. Es innegable que la técnica y la presencia del grupo americano en el escenario es impecable, pero es una pena que una banda con tanto bagaje conquiste con temas ajenos (“Love Again Or” consiguió reenganchar a los asistentes más dispersos) más que con propios. A destacar la actuación de Jairo Zavala, acompañante habitual del grupo, que demostró su destreza con varios instrumentos.

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Foto: Rodrigo Mena Ruiz