25 abril 2024

Hace ya un tiempo nos declaramos fans absolutos de Baywaves, nos alegra ver que con el paso de los meses, las promotoras y público vayan confiando en un proyecto cuyas comparaciones no dejan de pasar por Tame Impala (En serio gente escuchad más bandas , os recomendamos lo que programa Giradiscos para ampliar vuestra definición de grupos psicodélicos…), pero que beben de influencias tan dispares como Boards Of Canada hasta Panjabi Mc , ya nos lo decían en la entrevista que nos concedían.  El cuarteto auna en sus sets un despliegue de psicodelia que deja entremezclar balearic e hipnopop, una banda que si hubiera crecido fuera de estos lares seguramente sería carnaza de Captured Tracks,  Media hora fue suficiente para convencer, aprovechar y experimentar una sala Sol teñida de psicotrópicas cuerdas alimentadas por la calmada rabia de batería y sintetizadores, a destacar su impactante in crescendo final con muerte súbita, denles tiempo para que estén en la cresta de la ola.

Por su parte, Girls Names hicieron con nosotros lo que quisieron, exactamente igual que con Arms Around a Vision, el largo que venían a presentarnos. Permanecieron todo el concierto con el rictus serio, desgranando los temas post punk del que es su tercer trabajo. Y gracias, porque lejos de parecer una pose, esta actitud dotó de cierta solemnidad al setlit que nos ofrecieron.

girls

 

Si bien es cierto que se encuentran en un período de experimentación, también lo es que su directo suena rotundo, estudiado y ordenado. Curiosa paradoja, cuando el orden del setlist nos lleva de la calma a la energía, que tan pronto parece que se inicia el pogo como nos encontramos moviendo las caderas tranquila y sensualmente. Pero ahí están, como decíamos, haciendo lo que quieren con nosotros. Como un mal amigo que te maneja o un concursante estratega de reality, Girls Names subieron y bajaron la fuerza de la Sala Sol a su antojo.

Cathal Cully es el frontman que The Fall quisiera tener, con el perdón de los fans de Mark E. Smith. Se puede ser rebelde, puedes mirar al público por encima del hombro, gozarlo encima del escenario sin pedir siquiera una mirada y no tener necesidad de ir borracho para eso. Al teclado, a la guitarra y como vocalista, Cully rinde de sobresaliente todo el rato. Claro que sus compañeros no se quedan atrás, con Philip Quinn tocando la guitarra con todo lo que encuentra a su paso, Gib Cassidy dándole a la batería sin inmutarse o Claire Miskimmin siendo la chica del grupo.  Sí, Girls Names ha aprendido de todas sus referencias y las ha mejorado.

An Artificial Spring o Reticence hicieron las delicias del público que llenaba el pasado miércoles la Sala Sol hasta la medianoche. Aunque fue con Chrome Rose cuando los que esto escriben se deshicieron del gusto. Opinión subjetiva por corte favorito, suponemos, pero si una canción sirvió de reflejo de lo que ocurrió aquella noche es sin duda esta. La parte instrumental en la que todos pueden lucirse al principio, la parte vocal en la que Cully se nos mete en el bolsillo y esa traca final inesperada hicieron que el ecuador del concierto, con luces azules a petición de la banda, firmase para siempre en nuestra memoria que existe un post-punk elegante, un noise difícil de entrar en la etiqueta. Una banda en Irlanda (otra más) que siempre será un must en nuestras agendas.