24 abril 2024

JS (3)El 14 de mayo, miércoles, Jack Savoretti se enfrentaba a una Boite Live inquieta y ganada de antemano, con las entradas agotadas. Ya había completado el aforo de Costello un par de semanas antes, provocando el cambio de sala. El artista, entre británico e italiano, vino a Madrid trayendo debajo del brazo su EP “Sweet Hurt”. Trabajo que sirve de puente entre sus anteriores discos y los que están por venir.

Mires donde mires, se le compara con Bob Dylan y Simon and Garfunkel. Él deshace de etiquetas y comparaciones, aferrándose a las distintas influencias sobre las que se asientan sus temas, honestos y sinceros. Se mueve con facilidad entre el folk, el country y el pop. Afirma también que cualquier tipo con una guitarra parece que vaya a ser el próximo Dylan.

El miércoles le acompañaba la polifacética Aly Rae. La norteamericana tocó un puñado de canciones, alguna de las cuales admitió haber compuesto en un bar casi a la hora de cerrar, frente a las primeras filas, salpicadas de camisetas con el nombre del artista.

Savoretti dio la mano a la sala con un “hola, Madrid” y los primeros golpes de guitarra española de ‘Written in Scars‘, que suenan más castizos de lo que cabría esperar. Sale a matar, apoyado en el lema “we are the revolution”, y el público responde. La sigue ‘Sweet Hurt’, single del EP homónimo. Grabaron el vídeo del corte en Ibiza y Formentera, y con esa felicidad fácil de agosto tararea ahora, separándose del micrófono y forzando la voz. Termina llevándolo a su versión más íntima, como cantándole a una chica, poniendo cara de enamorado.

JS (1)Antes de ‘Before the Storm’, parte de su último LP, explica, con el acento italiano de Fellini, que ha prometido a un amigo que solo hablará en español durante el concierto. Si no, le toca pagar lo que beban después. Arropa la dolorosa y solitaria ‘Vagabond’, arrastra los últimos segundos, ahogados por las palmas, y cede el paso a ‘Last Call’. Esta última la compuso al mudarse a Londres, donde recuerda, como quien ha pasado años ensayando, que estaba prohibido tocar pasadas las once. “Mi guitarra no está habituada a este calor”, se disculpa, y él mismo se sorprende de lo larga que es la palabra “habituada”. Así que se pasa al inglés para dar las gracias. Espero que eso no le costase la apuesta.

Tira de garganta para ‘Take me Home’ y canta sonriendo ‘Breaking the Rules’. Se oye corear a la gente y se le desbordan las sílabas, sin dejarse nada dentro. Desnuda despacio ‘Broken Glass’ y carga el ambiente de sudor y arrepentimiento con ‘Changes’.

Como contrapunto y consuelo a la intensidad, se saca el as en la manga que es ‘Nort Worthy’, despreocupada y desenvuelta, igual que ese “I’m a loser, baby”. Levanta el mástil de la guitarra, cogiendo impulso y cortando el aire, y se alargan los aplausos.

JS (5) ‘Knock Knock’ abre el turno de las historias americanas de moteles y carreteras. También habla de escribirhuir y arder ‘Once Upon a Street’, primera canción que compuso. La enlaza, borrando la frontera entre una y otra, con el ‘Ring of Fire’ de Johnny Cash. Se recrea, silva y, dando una lección, dice “Country, Madrid”.

Cuenta que, estando en Alemania con su banda, que le falta hoy, se les acercó un señor al acabar de tocar, para decirles que tenían “una canción de mierda, exacta a otra canción de mierda escrita en California en los setenta”. Se refería a ‘The Proposal’ y parece que tenía razón. Pero no importa, les gusta igual y, además, ahora son amigos en Facebook.

Rescata ‘Dreamers’, pieza de su primer disco, y con ‘Between the Minds’ sale del escenario. Vuelve con Aly, y deja que para ‘Hate&Love’ sea Sienna Miller, con quien Savoretti grabó el tema. Se intuye el punto final con ‘Lifetime’, anuncia la última y un “dámelo todo” le sirve de respuesta. Sin dejar de reír, y después de haber comprobado la traducción correcta, ataca con ‘Come Shine a Light’. Toca agachado a modo de despedida, no sin antes haber prometido volver.

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