27 abril 2024

Todos le debemos algo a Miguel Rios. Bien porque hemos entonado alguna de sus composiciones míticas (que levante la mano quien no sepa la letra y no haya cantado Bienvenidos, Santa Lucia o El blues del autobús) o porque gracias a él hemos podido disfrutar del desarrollo de la música rock en nuestro pais.

Fue el primero en realizar grandes giras en España, en montar los equipos de sonido colgados en las estructuras del escenario o en demostrar que las plazas de toros servían para algo más que para torturar animales. Le plantó cara al sistema y a varias generaciones de críticos musicales que no veían con buenos ojos que un rockero se colara en las listas de ventas y ahora, a sus 66 años y con toda una vida entre escenarios y autobuses ha decidido poner el punto y final a su carrera en un momento de gloria.

Su gira, de casi dos años de duración, ha ido aumentado en fechas de manera sucesiva gracias a la expectación que han creado sus shows y por el respaldo de sus compañeros de profesión que han intervenido en múltiples noches y el apoyo mediático que ha recibido le ha permitido acudir de nuevo a grandes escenarios donde además ha agotado las entradas.

El granadino se despedía de Madrid, “la ciudad que me acogió con 17 años y me hizo lo que soy” confesó antes de interpretar Cosas que le debo a Madrid, agotando las entradas (15.000 tickets) para el concierto a las pocas horas y obligando a la organización a añadir una fecha más que también terminó el papel. El montaje de escenario fue propio de las grandes giras de grupos internacionales (también el precio, que rondó los 40 Euros) con dos grandes pantallas de video en los laterales donde se veía el desarrollo del show, más otras tres pantallas sobre los músicos en las que aparecían imágenes del pasado, nueve músicos (sección de vientos incluida en el más típico estilo E Street Band) entre los que destacaron su guitarrista y director musical Jose Nortés, hiperactivo toda la noche, el productor Carlos Narea en la percusión y un sobresaliente Luis Prado (miembro de Sr Mostaza) en los teclados, y un sonido impresionante por su nitidez que permitió a todos disfrutar de las casi tres horas de concierto sin los zumbidos que estos eventos dejan en los presentes.

La audiencia se compuso en su mayoría de gente de “mediana edad” que saltaron y cantaron como probablemente hace mucho que no lo hacían y que se emocionaron hasta el límite en muchos momentos (increíbles las imágenes que emitían las pantallas de algunos presentes llorando durante “Santa Lucía”), y que respondieron obedientes ante un vocalista que manejó los tempos del concierto e hizo a los presentes cantar, aplaudir e incluso hacer la ola a su antojo.

Físicamente en un estado inmejorable y con una voz sobresaliente Miguel fue dando paso a una larga lista de invitados entre los que destacó la voz de Amaral (quizás la única que pudo hacer sombra al protagonista), el carisma de Lapido, la garra de Ariel Rot a la guitarra (que se salió un poco del guión) y la presencia escénica de Rosendo Mercado (“el único mercado honrado que hay en el mundo”, fue presentado).

Pero los asistentes se quedaron con los temas más representativos como Año 2000, que puso a todo el mundo a saltar, Un caballo llamado muerte (donde le acompañó su hija Lua a las voces), Todo a pulmón (una exhibición vocal donde solo tuvo el acompañamiento del piano), la conmovedora Santa Lucía o un Himno de la Alegría donde Miguel tuvo que contener las lágrimas.

Tenemos por lo tanto un problema doble, primero que se va un cantante mítico con un repertorio hecho a golpe de éxitos año tras año y década tras década, que ha sido íntegro y fiel a su planteamiento musical y también que no hay en el panorama musical nacional una alternativa equivalente capaz de aglutinar a varias generaciones en sus conciertos. De todas formas hay que poner en el mérito del granadino que se va en el momento justo y dejando una sensación de vencedor tras él.

Se le echará de menos

por Fran Cea

Repertorio

1. Memorias de la carretera
2. Bienvenidos
3. Generación límite (con Jorge Salán)
4. Antinuclear
5. Nueva ola
6. En el ángulo muerto (con J.I. Lapido)
7. Raquel es un burdel
8. Cosas que debo a Madrid
9. Vuelvo a Granada
10. No estás sola
11. El rio (con Ana Belen)
12. El ruido de fondo
13. Yo solo soy un hombre
14. Reina del keroseno
15. Niños eléctricos
16. Un caballo llamado muerte (con Gold Lake)
17. Nos siguen pegando abajo
18. Al sur de Granada (con Amaral)
19. Sueño espacial
20. Año 2000
21. El rock de una noche de verano
22. Todo a pulmón
23. Santa Lucia
24. El blues del autobús (con Chechu Altube)
25. Rock and roll boomerang
26. Sabado en la noche (con Ariel Rot)
27. Mueve tus caderas
28. Maneras de vivir (con Rosendo)
29. Bye bye rios (con todos los invitados)
30. Himno de la alegría

1 comentario en «Crónica del Concierto: Miguel Ríos en el Palacio de los Deportes (Madrid): 7/11/10»

  1. Enhorabuena Fran por haber podido asistir a un concierto que será recordado. Espero ver pronto la galería completa del concierto. La segunda foto es genial.

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