11 diciembre 2024
Matt Elliott Teatros del Canal
Fotografías de Ana Hortelano.

Disfrutar de un concierto de Matt Elliott en el marco de la 34ª edición del Festival Internacional de Arte Sacro (FIAS) en la Sala Verde de Teatros del Canal ha sido una experiencia completamente novedosa, no solo por la solemnidad del evento, sino también por la oportunidad de presenciar en vivo todas las composiciones de un disco de tal calibre. Estábamos allí para celebrar el 20 aniversario de Drinking Songs, un álbum que hasta entonces no habíamos tenido el privilegio de ver representado en su totalidad. Su reconocimiento como una obra maestra del siglo XXI es indiscutible. Hay que señalar que se trataba de un encargo del festival y un estreno absoluto.

Matt Elliott Saxofón

Matt Elliott se presentó con su guitarra, el saxofón, sus pedales y, por supuesto, bajo su imponente figura, resaltaba su maravillosa y prosaica voz. Le acompañaban Anne-Elisabeth DeCologne al contrabajo y Anna Fleur frente al teclado y el piano, contribuyendo a enriquecer aún más la experiencia. Desde el principio, con timidez, nos advirtió que no era hombre de muchas palabras en el escenario, una característica que, aclaró, no había cambiado en veinte años.

Con esta combinación única de instrumentación de guitarras melódicas, cuerdas vibrantes y toques de piano, la representación fue una experiencia profundamente emotiva. Durante los 83 minutos de concierto, sus letras, que exploran temas oscuros y desgarradores, junto con su distintiva voz, capturaron la esencia misma de nuestra condición humana, la de los más de 440 personas afortunados esta noche.  Este bellísimo trabajo, Drinking Songs, sigue ostentando sin duda hoy, la misma sensibilidad y poder que antes, así como su abrumadora oscuridad y melancolía. Es una obra que se percibe totalmente atemporal.

Matt Elliott y su Banda

Durante la actuación, el artista construyó su música en capas, ralentizando sus voces, acelerándolas, invirtiendo palabras, cambiando su guitarra por el saxofón, pero sin perder su tono. Algunos acordes se superponían y se repetían, interactuando con su propia melodía para dar vida a un sonido único que será completamente diferente la próxima vez que interprete estas canciones.

Queremos destacar su técnica de punteo con los dedos en la guitarra acústica clásica. También la experiencia sombría que despertaron algunas canciones viejas conocidas de este álbum Drinking Songs, como “The Kursk”, sobre el hundimiento del submarino ruso Kursk en el que todos los tripulantes del submarino perdieron la vida o “A Waste of blood”, y sus devastadoras consecuencias para vidas inocentes, en este caso dedicada a los niños de Gaza. Pasamos de las profundidades de la bodega de un barco, al huracán que azota en el exterior…Elliott alcanzó una intensidad con “The Maid We Messed” que no se había visto durante la noche. Como bonus track, representó “Also Ran” de su álbum The Mess We Made, justo antes del bis, del que por cierto volvió hablándonos sin darse cuenta en francés. Un momento muy cómico, sin duda.

El impacto que nos ha causado este concierto no se puede expresar bien con palabras: sacro sin duda y también palpitante, atornillante y profundamente humano. Todos los ahí presentes permanecimos quietos, totalmente absorbidos por la música hipnotizante de Matt Elliott. Si él y Tindersticks hicieran una gira juntos, las entradas tendrían que venir con una caja de antidepresivos complementaria. Con su técnica siempre refinada e impecable, todos estos rasgos hacen que incluso en medio de su angustia (y la tuya) te enamores y caigas rendido a su música. Gracias Matt Elliott, vuelve pronto.

Matt Elliott

3 comentarios en «Drinking Songs: 20 Años después | Crónica del concierto de Matt Elliott en FIAS, Teatros del Canal»

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