28 marzo 2024

poe-cuatro-webBasados en relatos de Edgar Allan Poe, las marionetas del Teatro Corsario se despiertan ante el heterogéneo público que se congrega en el sorprendentemente bien preparado centro cívico de La Cistérniga.  Alguna cara me resulta conocida entre este público que probablemente no sabía muy bien a qué se enfrentaba. Yo recordaba con cariño Aullidos, otro espectáculo de marionetas de Corsario, que había presenciado unos años atrás.

Recordaba la perfección en la organicidad de las marionetas, recordaba el ambiente tétrico, recordaba lo inesperado de las acciones de las marionetas, con muchas más posibilidades que los actores y lo volví a encontrar. Los movimientos de los títeres son absolutamente plásticos, apenas necesitan la voz para transmitir lo que sucede. Repito que ofrecen más posibilidades que los actores como volar, nadar… incluso se llegan a representar decapitaciones en escena, algo inpensable con actores. Todo esto permite el desarrollo de los numerosos ambientes fantásticos que el autor y director Jesús Peña ha sabido aprovechar.

Juega con las luces a mostrar sólo lo imprescindible, el humo, la música, los sonidos, la escenografía. Combina cada elemento para crear unas atmósferas maravillosamente lúgubres, siniestras, tristes y un punto macabras. Siempre será bienvenido ese tono canalla e irreverente que tienen algunas de las escenas.
Resalta más la sorpresa, la estimulación de los sentidos, los ambientes y sensaciones que la propia historia que a veces se pierde un poco entre escena y escena.

En definitiva, es un espectáculo de títeres notable ejecutado con gran pasión y perfección por parte de sus manipuladores y tratado con esmerado cuidado en cuanto a la belleza escénica.

fotografía de la web del Teatro Corsario