Marlango nos cautivo. Su melodía, su magia, su ritmo, su Leonor, más viva y real que nunca, enfundada en su vestido rojo sinuoso y pervertido, que en ocasiones, bajo la luz azul, parecía ser rosa, niña, princesa. Del ángel al demonio, de la paz a la guerra, de la tristeza a la agonía continuando hasta la excitación máxima.
A las 21.15, las luces del teatro Carrión se apagaron, salieron a escena y la voz de Watling comenzó a sonar entonando Too Many Ways. Tras ella se arrancaron el resto de componentes de la banda, sus compañeros habituales Alejandro Pelayo (al piano) y Oscar Ybarra (a la trompeta), acompañados esta vez por Gonzalo Maestre (en la bateria), Luis Huma que se despedía (a la guitarra) y José Deza que se estrenaba (en el bajo). Concierto de despedidas y bienvenidas. En esta primera canción vimos a Watling arrancarse en un explosión de energía que acabó por llevarla al piano para dar el toque final al tema.
La primera parte del concierto estuvo dominada por las baladas más melancólicas, el tono característico del grupo, con lo que bromearon durante todo el concierto, prometiendo que al final animarían al auditorio. De este modo continuaron, sobre todo con canciones de los dos últimos discos, con White noise donde pudimos disfrutar de la sensacional trompeta de Ybarra, Hold me light, Thank someone tonight -con la que Leonor agradeció al público su asistencia- Play boy play y Never trust me.
Wrong way fue la primera canción de Automatic Imperfection, su segundo disco, en la que Alejandro Pelayo nos deleitó con unos magníficos solos de piano. Y a estas alturas del concierto aún continuaban entrando los más rezagados, a los que Watling dio paso desde el escenario. Pelayo habló, para hacer su particular homenaje, de como en la música del grupo se puede encontrar la inevitable influencia de los recuerdos de la infancia, de cómo le influyó El camino, de cómo es otro de los que no puede pasar por nuestra ciudad sin recordar a Delibes. Así, con un nudo en el estómago y la emoción en la garganta nos prometió, entre los aplausos del entusiasta público, un par de últimas canciones melancólicas, para luego dar paso a una segunda tanda más movida. Estas últimas fueron Nico, canción de su primer disco homónimo (2004) y una preciosa versión de No mires a los ojos de la gente (una versión de Golpes bajos), con la que deleitaron a una gran parte de su público, que constantemente ruegan para que el grupo se anime con algún tema en español, y no fue la única…
La segunda parte más movida estuvo compuesta por canciones como Lula Bay, Dance dance dance, Fast y algunas otras de us repertorio más reciente. La banda consiguió, sin demasiado esfuerzo que el público se volcará y participase dando palmas e incluso haciendo los coros que Watling pedía, llegando al culmen en canciones como The answer o Take me. El broche final fue The long fall, el primer single de su último disco.
Tras un par de minutos de aplausos, con los pies del público haciendo temblar el teatro, la banda volvió al escenario. Algunos fans pidieron desde el público que el grupo tocase Madness y a pesar de no tenerla preparada nos la dedicaron en acústico, a piano y voz, con todo el cariño. Tras ello, tocaron los tres últimos temas que correspondían a los bises: la sensual melodía de You won’t have me, y dos de los clásicos del grupo la divertida, siniestra y burtoniana Shake the moon y It’s all right, que fue un magnífico y más que satisfactorio broche final.
Casas en los árboles, vestidos de princesa, teclas y trompetas de ensueño y el teatro Carrión en pie al completo. Eso fue Marlango.