19 abril 2024

Scott Pilgrim contra el Mundo: El VideojuegoLo primero es lo primero: si nunca has oído hablar de Scott Pilgrim, te recomendamos que eches un vistazo a nuestro especial antes de seguir leyendo esta reseña. También te recomendamos encarecidamente leer el cómic antes de jugar al videojuego. No sólo porque realmente merezca la pena y se lea en un suspiro, sino porque el juego contiene un buen montón de referencias, hechas con tanto mimo que sería una pena pasarlas por alto.

Del mimo hablaremos enseguida, pero empecemos por lo básico. Scott Pilgrim es un “yo contra el barrio” de scroll lateral de los de toda la vida, en el que nos tendremos que ir abriendo paso a puñetazo limpio a través de diversos niveles. Un género que hoy en día es como un monóculo: clásico, pero un tanto desfasado. Los chicos de Ubisoft pretenden trasladarnos en el tiempo y devolvernos a principios de la década de los 90, cuando Capcom era la reina indiscutible del género en los salones recreativos, con títulos como Final Fight, Captain Commando y Cadillacs and Dinosaurs. Tarea complicada, pero resuelta con solvencia gracias a contar con talento de sobra para que, desde el instante en que arrancamos el juego y aparece una parodia del mitiquísimo mensaje “Winners don’t take drugs”, nos invada cierto sentimiento nostálgico.

Gráficamente el juego es una delicia para los amantes del píxel, con diseños a cargo del artista Paul Robertson. Robertson ya era conocido por sus geniales cortos de animación (que precisamente imitan a videojuegos), así que su estilo encaja como un guante para adaptar el universo creado por Bryan Lee O’Malley. Desde los escenarios, variados y plagados de detalles (impagable el guiño a Super Mario Bros 3/World en el mapa de Toronto), hasta los personajes, que derrochan carisma y presentan unas animaciones de gran calidad, todos los elementos visuales están cuidados al milímetro para alegrarnos la vista y arrancarnos una sonrisa.

La banda sonora, obra del grupo de chiptune Anamanaguchi, presenta las mismas dosis de cariño en su elaboración. Melodías 8-biteras descaradamente retro y tremendamente pegadizas que acompañan la acción a la perfección. Es con este tipo de detalles con los que el videojuego de Scott Pilgrim consigue superar la mera sensación de nostalgia antes mencionada. Partiendo de un sinfín de referencias, homenajes y parodias, el videojuego va más allá y desvela una fuerte personalidad que reclama, por méritos propios, su lugar en el mundo.

Antes hemos nombrado algunos beat’em up clásicos, pero si hay un título del que la jugabilidad de Scott Pilgrim bebe por encima todos los demás ese es River City Ransom para NES (conocido por estos lares como Street Gangs). Esto se traduce en un pequeño toque de RPG, de forma que cada personaje va subiendo de nivel según gana experiencia y tiene ciertos atributos que pueden ser mejorados. Como en el cómic, tendremos que derrotar a los siete ex-novios malvados de Ramona Flowers para que Scott se gane su amor, aunque esta vez nos cruzaremos con cientos de esbirros por el camino que nos complicarán la labor: ninjas, zombis, robots, paparazzi e incluso modernitos canadienses. Como criar malvas sale muy barato, los enemigos liquidados nos dejarán amablemente toda la calderilla que llevaban encima. Podemos utilizar el dinero que recojamos para comprar ítems que nos devuelvan vida o aumenten nuestras estadísticas en las tiendas que vayamos encontrando por el camino, que van desde un bar de sushi hasta un videoclub en el que Scott tiene una deuda considerable.

Al principio nuestro personaje será lento y sólo dispondrá de dos golpes básicos (uno débil y otro fuerte) y un movimiento defensivo para bloquear los ataques enemigos. Conforme va subiendo de nivel aprende técnicas nuevas, que incluyen llaves cuerpo a cuerpo, barridos, contraataques, etc. Además, el personaje dispone de una serie de puntos de coraje pueden ser empleados en realizar un ataque especial o en invocar a un aliado (que por defecto será Knives Chau, pero podemos desbloquear otros personajes cumpliendo ciertos requisitos). Si somos derrotados y nos quedan puntos de coraje sin gastar, dichos puntos se convierten automáticamente en puntos de vida, lo que nos proporciona una segunda oportunidad.

Si hasta ahora hemos hablado de nuestro “personaje” es porque Scott sólo es uno de los cuatro que podemos manejar (más dos secretos, uno de los cuales aún no se ha desvelado). Los personajes seleccionables por defecto, además de Scott, son Kim Pine, Stephen Stills y la propia Ramona Flowers. Cada uno de ellos tiene características únicas, que incluyen su propio ataque especial, movimiento asistido y final.

Donde el juego alcanza su máximo esplendor es en el modo multijugador. Scott Pilgrim permite hasta cuatro jugadores simultáneos, que pueden dedicarse tanto a colaborar (reanimando a los jugadores caídos o realizando un ataque conjunto que consiste nada menos que en un concierto de Sex Bob-Omb con Ramona a los coros) como a hacerse la puñeta (pidiendo dinero o robando vidas a los compañeros). Por desgracia, en Ubisoft se han tomado al pie de la letra el dicho “mantén cerca a tus amigos y aún más cerca a tus enemigos”, porque el juego no tiene multijugador online. Un fallo garrafal para el tipo de juego que es y los tiempos que corren. El estilo retro no justifica tal ausencia, que sospechamos se debe a las prisas por finalizar el desarrollo del juego antes del estreno de la película en Estados Unidos por aquello de aprovechar el tirón comercial. En definitiva, aunque el juego sea descargable, vuestros amigos deben venir en formato físico. Eso sí, tened por seguro que gente + cerveza + pizza + Scott Pilgrim = risas aseguradas. Las matemáticas no mienten.

La ausencia de online no es el único fallo de Scott Pilgrim, pero sí el más grave. Existen otros aspectos mejorables, como la lentitud para moverse por los menús o que, en otro alarde de “retro mal entendido”, haya modos de juego tan interesantes como el Survival Horror (¡con zombis infinitos!) que sólo son desbloqueables introduciendo un código con el mando, como antaño. En su lugar, este tipo de extras resultan mucho más satisfactorios si se ofrecen como recompensa por jugar. En cualquier caso, estos otros defectillos son pecata minuta.

En resumen, nos encontramos ante un juego que entra por los ojos y los oídos y que engancha por esa extensión natural de las manos llamada mando. Scott Pilgrim contra el Mundo: El Videojuego no está exento de fallos de diseño que le impiden alcanzar la genialidad, pero es muy divertido y sólido como una roca. Imprescindible para fans del cómic y muy recomendable para aquellos que busquen una satisfactoria experiencia añeja hecha hoy. Más aún considerando que hablamos de un título descargable a un precio bien ajustado y que no hay que echar cinco duros en la consola cada vez que queremos jugar.

8/10

Plataformas: PlayStation 3 (versión analizada), Xbox 360
Desarrolladores: Ubisoft Montreal, Ubisoft Chengdu
Distribuidores: Ubisoft, Universal Studios
Año: 2010

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