El intérprete americano regresa al rock de la tierra con el que creció, a las raíces que le unen a Petty y Springsteen, en su nuevo álbum, Ozarker, que viene a presentar con su banda en su primera gira por salas en 11 años. Estas son las fechas de la gira organizada por TheMadNoteCo:
- 20 DE FEBRERO. KAFE ANTZOKIA, BILBAO
- 21 DE FEBRERO. FACTORÍA, AVILÉS (Agotadas)
- 22 DE FEBRERO. COPÉRNICO, MADRID
- 23 DE FEBRERO. LOCO CLUB, VALENCIA
- 24 DE FEBRERO. ROCK & BLUES, ZARAGOZA
- 25 DE FEBRERO. UPLOAD, BARCELONA
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Grabado con el productor Kevin Ratterman (My Morning Jacket, Ray LaMontagne), la nueva y conmovedora colección de canciones de Nash es una oda a sus raíces, una meditación sobre el amor y la familia, la belleza y el dolor que se transmiten de generación en generación, en los lazos que nos unen en los buenos y los malos tiempos.
La música se remonta a ese rock de la tierra con el que Nash creció (Petty, Springsteen, Seger), con esas guitarras imponentes y melodías himnísticas, y letras casi cinematográficas, que pintan paisajes de hombres y mujeres de la vida cotidiana que dan lo mejor de sí para vivir con dignidad y amor propio. Algunos personajes provienen de las propias historias familiares de Nash, otros son prestados, pero todos comparten esa característica distintiva del medio oeste americano, y sus sueños, triunfos y fracasos están representados con ternura y empatía. Sería fácil mitificar los lugares de donde proviene desde el beneficio de la distancia y a toro pasado, pero Ozarker presenta, sin embargo, una mirada honesta, íntima, resistiendo la urgencia de romantizar el pasado y sin perder su humanidad y su corazón.
Nos acercamos a conocer un poco más a Israel Nash
Hijo de un predicador bautista y una artista, Nash alcanzó primero la fama en Europa, construyendo una base fiel de seguidores con varios aclamados discos que lo llevaron a firmar con el sello británico Loose. Cuando comenzó a conquistar al público americano, dejó su hogar adoptivo de Nueva York por Dripping Springs, en Texas, donde construyó su propio estudio en un rancho, abrazando un sonido más espacioso y psicodélico que lo situó en algún punto entre Neil Young y Pink Floyd. Rolling Stone lo llamó “un maestro de las texturas sonoras” y Mojo se refirió a él como “un visionario del folk-rock”.
Tras la muerte de Tom Petty, Nash regresó a la franqueza y la precisión artesana de discos como Full Moon Fever o Damn The Torpedoes, y de ahí el salto a Born In The USA y Night Moves fue un paso lógico, regresando a ese sonido con el que creció. Aquello lo llevó además a reflexionar sobre su propia historia. Alquiló una casa en Blanco River, cerca de Wimberley, Texas, y comenzó a trabajar solo con una guitarra, un viejo teclado Casio, una antigua máquina de ritmos y una grabadora de cuatro pistas. La idea era forzarse a mantenerse simple y honesto, a evitar las rutinas o perderse en escribir con urgencia.
El resultado es un exuberante muro de sonido que resulta vintage y moderno a la vez, repasando 50 años de rock de raíces americanas en una fiera vorágine sónica.