17 abril 2024

Cuarta vez que el cine de Robert Guédiguian pasea por Valladolid, donde siempre ha sido bien recibido y de donde siempre se ha llevado algún premio, ganando incluso la Espiga de Oro en el año 2000 por la película La ville est tranquile, gracias a la cual también obtuvo Ariane Ascaride el premio como mejor actriz.

Y, como no, en estas Nieves del Kilimanjaro, su inseparable Ariane vuelve a ser la actriz principal, acompañada esta vez por el prolífico actor francés Jean-Pierre Darroussin. Y es sobre este último sobre quién recae el mayor peso de la película, ya que con sus dilemas morales y decisiones, va marcando el devenir de la misma.

La historia, enmarcada en lo que podríamos llamar “cine social”, nos cuenta cómo Michel (Darroussin) afronta su nueva vida, tras haber sido despedido en su empresa, rodeado de su mujer Marie-Claire (Ascaride) y sus hijos, quienes deciden hacerle un pequeño homenaje. Un grave acontecimiento cambiará por completo su forma de ver las cosas.

Crítica social que comienza de una manera brillante, pero se va diluyendo según avanza (sutil moralina incluida) y no llega a completar una película que podría haber sido totalmente redonda. Aún así, buen cine y de lo mejor que se ha visto en esta última edición de la Seminci, al nivel que nos tiene acostumbrado el director marsellés.