19 abril 2024

dios_salvaje

En la línea del resto de espectáculos del Teatro Calderón de Valladolid, se encuentra esta producción dirigida por la británica Tamzin Townsend que pudimos disfrutar el viernes 19 de junio con la presencia y profesionalidad de cuatro actores de primera línea en nuestro país: Maribel Verdú encarnando a Ana; Aitana Sánchez-Gijón en el papel de Verónica, Pere Ponce como Alejandro y Antonio Molero como Miguel.
Un dios salvaje de Jasmina Reza es, como plantea su propia directora, una obra con varios niveles, siendo el más externo una comedia que se rie con situaciones incómodas de la vida cotidiana que van desembocando en escenarios divertidamente absurdos. La visión más profunda es un análisis de los modales, la hipocresía, la vanalidad y las relaciones personales de la sociedad de nuestro tiempo.

Con un agresivo ritmo africano y tras ocultar el escenario con un oscuro, aparecen los personajes en un ambiente enmarcado por una escenografía que recrea un ambiente doméstico urbano minimalista. Partiendo de una actitud civilizada abanderada por Verónica, un par de parejas discutirán cordialmente el encuentro violento de sus hijos pequeños. Pronto las conversaciones telefónicas de Alejandro sobre los no muy honestos negocios que se traen entre manos y otros altercados liberan a la persona real que hay bajo la falsa cara de amabilidad de cada uno de los personajes. Las risas se suceden ante las tan verídicas situaciones sociales incómodas.

Aunque en ocasiones el personaje de Miguel está demasiado cerca de su personaje en “Los Serrano”, Antonio Molero es, probablemente, el más cómico de los cuatro, sin menospreciar la calidad cómica de sus compañeros, que queda más que probada. La insoportable y remilgada Verónica juega el papel más importante en la acción, siendo a veces extremadamente repelente.
A medida que avanza la obra y aumenta el alcohol en escena copa tras copa, los actores despliegan sus armas interpretativas y nos recrean a la perfección la locura a la que llegan sus personajes con una total veracidad.

En definitiva una obra bastante divertida, excelentemente interpretada y recreada visual y sonoramente de una forma sencilla, correcta y elegante.