Por estos lares ya habíamos alabado el impecable directo que los de Leeds ofrecieron en su última visita a nuestro país. Pero es que no podemos hacer otra cosa que suscribir cada palabra, amén de cómo resumía Bob Boilen (NPR) el trabajo de los Alt-J en su repaso a lo mejor de este año, “Alt-J han hecho tres de mis discos favoritos del siglo XXI”, un pensamiento que sin duda tras el espectáculo acontecido en Madrid y Barcelona estos días pasados habrá germinado en más de una mente melómana.
El calentamiento vino de la mano de Marika Hackman, que ya había visitado la ciudad el pasado año, pero que no logró congregar en su presencia a un público muy respetuoso. La banda, en formato cuarteto, se llevó bien puesto un público que sobrepasaba desde primera hora la mitad de la entrada del ring del Wizink, muchos alentados por pillar sitio para ver a las estrellas, otros tantos se acercaban advertidos de la calidad de la inglesa.
Buen repaso por sus dos trabajos dieron los londinenses, sobresaliendo en temas como ‘My Lover Cindy’, ‘So Long’, ‘Ophelia’ o su aclamada ‘Boyfriend’. Ecos de Laura Veirs y Aimee Mann en una formación joven, inquieta y que combina a la perfección la melodía pop con el folk y el lo-fi. No dejan de poblar en sus directos las guitarras distorsionadas, ligero fuzz que también nos recordó al sonido de Mac Demarco.
La puesta en escena de Alt-J es tan perfeccionista como sus arreglos, un componente más de la banda sin lugar a dudas. Cuidada iluminación, exposición estudiada y triada perfecta lista para su contemplación. Deslumbrantes, así funcionan Gus, Thom y Joe en directo, escenografía que miman al milímetro y cortinas de luces que invaden nuestra atención visual, tomando vida con cada nota del recital, galvanizándose con el placer a los oídos. Puro deleite para los sentidos.
Y es que desde los primeros acordes de ‘Deadcrush‘ podemos intuir que estamos ante una noche mágica, un directo que disfrutar y del que salir empapado de sensaciones de todo tipo, excitación y un stendhalazo en toda regla. Lo de Newman y sus dotes vocales es algo de otros mundos, ese arte para alternar falsete con melodías vocales que rozan los extremos absolutos y los apuntala con una belleza innata. ‘Fitzpleasure’, ‘Nara’, ‘Something Good’, maravilla tras maravilla, interpretaciones donde el reposo de la formación contrastaba con la inmensidad de los sonidos desplegados.
1h y 20 clavadas para unos alt-j que han bordado su directo en el Wizink Center.
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“Relaxer“ era el epicentro de esta nueva gira, no podían faltar en el setlist ‘In Cold Blood’ o ‘Pleader’, dos momentos álgidos del directo. Intensos, trasladándonos en el tiempo en el caso de esta última, pieza solemne de los de Leeds. Sin embargo la mayor parte del directo se centró en el magnérrimo álbum de debut de la banda, “An Awesome Wave”, con momentos mágicos como en la ejecución de ‘Tessellate’ o ‘Taro’, de hecho hasta les perdonamos su equivocación en ‘Matilda‘ y ese reinicio de una de sus canciones ya fetiche. “This Is All Yours” también estuvo muy presente. ¿Qué decir de mecerse en directo al ritmo de ‘Every Other Freckle’?. ¿Y de ‘Hunger of the Pine’ y ese ritmo pulsatil que te catapulta al éstaxis? Vivirlo, sentirlo, vibrarlo, algo que logran con cada pieza de orfebrería que espetan al público y que en Madrid, como no podía ser de otra manera, llevaron a una comunión inmediata. Baile colectivo y jolgorio al ritmo de ‘Left Hand Free’, canción que hace surgir todo el flow del personal.
Apenas hora y media de show, suficiente para gozar y salir con los pelos como escarpias, y un par de bises para echar la lagrimita de gusto: ‘3ww’ y ‘BreezeBlocks’. Volvemos a suscribir las palabras de Bob Boilen, los ingleses han logrado facturar tres de nuestros álbumes favoritos en la historia musical del siglo xxi.