4 diciembre 2024
hendrikppal

No temáis por él

Fue un día completo con el bueno de Hendrik. No sólo acudimos a su recital, ofrecido en el coqueto escenario del Café Teatro (por cierto, felicidades por el aniversario) sino que le conocimos un poco más y conocimos el por qué y el cómo de lo que hace, alrededor de unas cervezas, que es como hay que tratar estos temas del rock.

Hendrik Röver

Recién llegado con su guitarra enfundada en la mano (como buen rockero o bluesman que se precie…) y con aire impenitente de haber saldado cuentas en otro pueblo, se nos presentó con un buen apretón de manos y sin disculpas por la tardanza (los tipos duros no lo hacen y tampoco lo creímos conveniente).

Las punteras plateadas de sus botas relucían y apuntaban fino hacia arriba, al igual que lo hacía su lengua cuando le preguntábamos sobre lo “humano y lo divino”. De sus respuestas ya se intuía lo directo que iba a ser en su actuación nocturna en el café; un tío con las ideas claras y defendiendo lo que para él es su liturgia.

De la misma guisa se presentó a saldar cuentas en las tablas del Café. Llegó solo, pisando fuerte y con las mismas botas de las punteras brillantes, con guitarra en ristre y el mismo aire inmaculado. El ritual lo terminó en el mismo escenario, poniéndose la camisa del rito para comenzar su particular letanía del bluegrass.

Un tipo de los que, con su presencia, llenan el escenario. Él mismo nos dijo, que al principio de su aventura en solitario, le daba miedo. Pero el miedo se ha esfumado, al encararlo con esa valentía que sólo los buenos pistoleros saben hacerlo.

Afinó su guitarra y las buenas canciones de su último disco (sobre todo) salieron en tropel. Casi todos los temas del “No temáis por mi” vieron la luz sobre el escenario del Café Teatro. Buenas historias en castellano, con aroma americano y country y bluegrass por los cuatro costados.

Hendrik RöverTodos los temas tenían una introducción, que contaba un poco la historia o sinopsis de la canción, que la hacía, aún más si cabe, interesante.

También vieron la luz, temas de su primer disco “Esqueletos”, disco un poco más optimista que este último “No temáis por mi”, pero de igual calidad.

Historias en castellano se enlazaban con otras en inglés. Generalmente versiones de otros intérpretes a los que Hendrik admira y con los que quiso aleccionarnos, para que no olvidemos a los grandes intérpretes del folk, rock y buegrass americano. Incluso sonó algún tema del gran Steve Earle, del que ha sido telonero.

Con su último álbum regala un cd grabado con la West Bluegrass Band (también de él repasó algún tema como el estupendo “Mentiras”) y nos contó cómo se graba un disco de estas características, que es sentados en corro y tocando todos en directo. Esta técnica, como se demostró en el concierto, la domina sobremanera y en ningún momento echamos de menos acompañamiento alguno. Él solito, se vale. No necesita a nadie. Con sus historias y el buen hacer al mástil (no sólo es un buen predicador, sino que maneja bien las cuerdas de su guitarra) nos embaucó a todos.

En los bises pidió canciones a los asistentes; títulos de Deltonos se sucedían entre la plebe, que él rehusaba a cantar, pero que al final tuvo que hincar la rodilla y cantarse uno a dúo con uno de los espectadores.

El público asistente se entregó a la causa sin contemplaciones y su triunfo en solitario quedo retratado en el escenario, al igual que cuando lo hace con su banda los Deltonos.

Así que, como bien titula en su último álbum: no temáis por él. Los buenos siempre estarán con nosotros.