26 abril 2024

st-paul2En los últimos tiempos estamos asistiendo a un resurgir del soul americano tradicional, muy llamativo en el caso del sello Daptone. Artistas asentados en las enseñanzas de Otis Redding o James Brown empiezan a tener un cierto reconocimiento en nuestro país, y ese reconocimiento se traduce en los conciertos que se programan y en huecos en festivales de renombre. La última joya que hemos tenido el gusto de descubrir ha sido la de St. Paul & The Broken Bones, que nos visitaron el pasado lunes en el Teatro Barceló.

La banda originaria de Birmingham, en el estado de Alabama, solo tiene un disco en su haber, el reciente Half The City (Single Long Records – 2014), un compendio de soul con alma (nunca mejor dicho) en el que el vocalista Paul Janeway se desvive en demostración de garganta y talento, junto al buen hacer de unos Broken Bones formados por batería, bajo, guitarra y arreglos de viento y teclados. Un disco que bien vale llenar un teatro para verlo en directo, como así ocurrió en su visita.

Un disco que interpretaron prácticamente en su totalidad, exceptuando una única canción, y que complementaron con varias versiones de Otis Redding y otras más sorprendentes. El hilo conductor fue un soberbio Paul Janeway, que muestra su felicidad continuamente mientras ve cómo su excelente interpretación entusiasma al público. Increíbles tanto él como sus compañeros durante todo el concierto, la intensidad que destilan sin flaquear, realmente podemos describirlo como rotundamente emocionante, algo a lo que deberían aspirar todos los artistas y que esta banda de Alabama parece llevarlo impreso en su ADN.

Así, es difícil resaltar algún tema en concreto porque acabaría describiendo el setlist de principio a fin, pero podemos seleccionar canciones incontestables como Don’t Mean a Thing, Broken Bones & Pocket Change o la más esperada Call Me, que sorprendentemente se la sabía el público. En todas y cada una de ellas Paul se desvive, especialmente en el final de Dixie Rothko. Las versiones añadidas casi superan las composiciones propias, especialmente las de Otis Redding encabezadas por una muy sentida I’ve Been Loving You Too Long y por el cierre impresionante que nos dejó sin palabras con Try A Little Tenderness, extendida una y otra vez amagando su fin. Otras versiones demuestran la capacidad de la banda para llevarlas a su terreno, una reconocible Make It Rain de Tom Waits y otra, totalmente fagocitada y transformada en artefacto soul, Fake Plastic Trees de Radiohead. Todas ellas maravillosas.

Una auténtica gozada. Creo que es un buen resumen, simple y claro. Uno de esos conciertos de los que sabes con certeza que vas a salir satisfecho.