29 marzo 2024

tricky-adrian-thaws

Tricky – The Sound of Silence.

Siempre es grato recibir la visita del mítico señor Adrian Thaws (Tricky para los amigos) a nuestro país y más si es con nuevo disco bajo el brazo; además siempre es de recibo que su público se vea incrementado con un abanico de todas las edades , algo cada vez más usual en estas épocas (buen momento del consumo musical en directo -al menos internacional y de renombre-), lo que es menos agradable es que el resultado de un directo de esta índole se tercie irregular, con un sonido mediocre y un sabor agridulce que baje del pódium al dios de ébano.

Con Sold-out y un teatro Barceló repleto, había expectación por escuchar en directo al mítico agitador cultural que subyace bajo el pseudónimo de Tricky. Un trozo de historia musical, un adalid del hervidero Bristoliano y de la música británica en general , y con un legado a sus espaldas que ya quisieran muchos imitadores del género .Con las excentricidades típicas de un personaje inquieto y con una energía inferior a la que nos había ofrecido en anteriores ocasiones, el frontman y la banda (cuarteto para la ocasión) hacían presencia en la sala forzando unos minutos de retraso – sin teloneros – .

Sinceramente no sabemos si el caballero iba tan pasado que le daba igual todo o el técnico de sonido no tuvo su mejor noche, pero creemos que los astros se alinearon para que ambas catástrofes permanecieran a la par durante todo el directo.  Tampoco fue la noche en la que su partener femenina (K Bleax) lograra llevar la voz cantante, un quiero y no puedo continuo, se saldó con algún momento salvable como Nicotine Love o Black Steel  (de hecho prácticamente hasta esta última mencionada no terminó de arrancar el directo…). Los momentos de angustia inicial con temas como ‘You don´t Wanna’ y ‘I Live Alone’ y la mutilación a las Breeders por el camino, dieron paso a algún resquicio de esperanza cuando se lanzaban con ‘Sun Down’ ‘,Puppy Toy’ u ‘Overcome’ , espejismos que no hacían más que llevarnos al desquicio por ver el inquietante vaivén sonoro. Voces misteriosas que parecían psicofonías de Cuarto Milenio y unos acoples que daban auténtico pavor fueron una incomoda constante durante todo el ejercicio escénico.

El máximo ejercicio de agotamiento energético iba precedido por dar ‘de sí’ su camiseta en un estado de agitación nerviosa a la par que animaba – intentaba animar – al público alzando su brazo en alto frenéticamente . Así a los postres regaló el momento más álgido de todo el recital, con una transformada versión de ‘Vent’  y ejerciendo la labor de líder espiritual  enBy Myself’ (lástima ya era demasiado tarde) en la que se salvó de la quema de unos cuantos reductos,

Pitada monumental entre temas, abucheos y quejas eran entremezcladas con el alboroto de los seguidores más acérrimos que se negaban a ver que el espectáculo no estaba llegando a unos mínimos de calidad. No hay más ciego que el que no quiere ver. Tricky un fallo lo tiene cualquiera, pero nos debes una bien gorda….