El (per)efecto cantautor como salvación
El bajista de Los Enemigos estuvo fino no, finísimo presentando su nuevo single en directo.
Por Andrés Castaño
El año pasado el músico y productor Fino Oyonarte dio el salto en solitario con ‘Sueños y tormentas’ (Buenaventura, 2018) un primer disco excelente en un registro de cantautor que entronca con los grandes songwriters anglosajones (Nick Drake, Lou Reed, Leonard Cohen, Bob Dylan o Elliot Smith). Oyonarte es conocido por ser el bajista de Los Enemigos. Pero también por haber producido a bandas como Los Planetas (‘Super 8’), Mercromina (‘Hullahop’), Lagartija Nick (‘Hipnosis’), Los DelTonos (‘Tres hopmbres enfermos’), Ama, Meteosat, Napoleón Solo o Franc3s. Y luego formó con Cristina Plaza Los Eterno y Clovis.
‘Sueños y Tormentas’ refleja una especie de renacimiento, de segunda vida, tras sufrir una enfermedad cardíaca que a punto estuvo de dejarle en el camino. Y él como agradecimiento se agarró a la vida y empezó a escribir, perfilando este disco que rezuma vida y luz, calma, tranquilidad y cierta armonía pese a los infortunios vitales. El pasado sábado presentó en directo en el Café La Palma de Madrid su nuevo single en vinilo de 7 pulgadas que incluye dos canciones ‘No mirar atrás / Calles vacías’, editado el pasado 13 de septiembre entre su sellos Buenaventura e Intromúsica. Ambas canciones sonaron con presencia en directo, “No mirar atrás” recuerda a La Buena Vida, no en vano Oyonarte produjo a músicos de esa banda que formaron Ama. “Calles vacías” tiene un punto folk que brilla con luz propia.
Oyonarte presentó sus canciones armado de su acústica y mostró la excelente conexión que tiene con su canciones, lo rodado que toca y como borda sus canciones tanto vocal como musicalmente. No perder la esencia de tus composiciones es vital porque ‘Sueños y tormentas’ cuenta con unos arreglos de cuerda, vientos y percusión de alto nivel. Interpretó las nueves canciones del disco. Citó a su padre en el homenaje musical que le dedica en “Huellas en el tiempo” mencionando a La Clac, a la que acudía su padre por su afición al teatro y su bajo presupuesto. La Clac era un grupo de gente de los 50 o 60 que entraba gratis en los teatros a cambio de aplaudir al final de la obra. También interpretó una canción nueva, algo así como yo y los espejos, que habla sobre mirarse en el espejo del baño (cuando es el único espejo que tienes) y sorprenderse de la imagen que ves, reírse de uno mismo, sentir el paso del tiempo. Pero son canciones con sustancia, con sustrato y con preciosas melodías. Que atrapan desde la honestidad, desde la búsqueda de la belleza hasta en los detalles más nimios y singulares de nuestra existencia.
En “Atrapado” y “Cien Pasos” subió a colaborar un saxo soprano, embelleciendo ambas piezas. Tiene especial fuerza “Cien Pasos” por lo que significa de superación y “Afortunado” que abre el disco y que muestra su biografía y mira atrás con orgullo pero sobre todo sintiéndose agradecido por estar. Y es que aunque sobrerevuela en sus melodías una leve melancolía y la duda vital, hay sustancia a la que agarrarse, y muestra el impulso de alguien que sale de la enfermedad con luz y con garra. Y es que Oyonarte ha compuesto canciones que nos emocionan, que calan hondo. Entre el público estaba algún fan amigo Guillermo Aragón, batería de Arizona Baby, o David Krahe, músico de bandas como Los Coronas o Los Corizonas, y el nuevo guitarrista de Los Enemigos, ambos encantados del concierto. Hubo homenajes a Elliot Smith, a Nick Drake y una versión, llevada a su terreno, del “Satellite of Love” de Lou Reed, una de sus grandes influencias musicales de todos los tiempos. Oyonarte está en racha cosechando canciones que crecen con cada escucha. Filosofía de la experiencia personal que sirven para regalarnos los oídos. Fino no, finísimo.