19 abril 2024

De los tres significados que se le pueden encontrar al título del duodécimo álbum de estudio de Madonna, ‘MDNA’, -a saber: un acrónimo del nombre de la cantante, una referencia a “esa droga que te produce eufóricos sentimientos de amor” y “el ADN de Madonna”- parece que es este último el que mejor se adapta al contenido del disco. No puede ser casualidad que haya contado para este álbum con William Orbit -el que fuera productor de uno de sus discos mejor considerados por público y crítica, si no el que más- para, aproximadamente, la mitad de los temas y con el francés Martin Solveig para la otra mitad -amén de los dos temas producidos por Benny Benassi- sino, más bien, fruto de una voluntad de aunar en un solo álbum su vertiente más introspectiva (‘Ray Of Light’) con la más electrónica (‘Confessions On A Dance Floor’) construyéndose así un álbum lleno de autorreferencias -sí, otra vez– que sirva de compendio a lo que ha venido siendo su carrera en los últimos años (“Orbit sacó mi alma torturada y Solveig mi lado irónico”, declaró recientemente) y, a la vez, de huida hacia delante tras el fracaso de ‘Hard Candy’ en busca, como siempre ha hecho, de nuevos sonidos.

Con esta premisa, en ‘MDNA’ encontramos de todo. Desde baladas a lo ‘Evita‘ (‘Falling Free’), canciones autobiográficas (‘I Don’t Give A’ habla abiertamente de la relación con su ex-marido, Guy Ritchie) y con elementos folk (‘Love Spent’ empieza con un riff de banjo) a lo ‘American Life’, temas dance al estilo de las inéditas del recopilatorio que sacó hace dos años (el absoluto grower ‘Girl Gone Wild’, segundo single, en cuyo videoclip participa el español Jon Kortajarena) hasta idas de olla que recuerdan a su etapa underground de mediados de los ’90, cuando cantaba temas de Björk y de Massive Attack (‘Gang Bang’ no desentonaría en ‘No Blood‘, puestos a imaginar que artistas mundialmente famosas se inspiran en cantantes españolas), pasando por temas trance que dejan en bragas a ‘Impressive Instant‘, una de sus canciones más transgresoras hasta la fecha (la más-grande-que-la-vida ‘I’m Addicted’). Líricamente, también encontramos referencias a diversos momentos de su carrera, como el “I can be your Lucky Star” de ‘Give Me All Your Luvin’ a ‘Lucky Star’, el “Get down on your knees and pray” de la potencialmente polémica ‘I’m A Sinner’ a ‘Like a Prayer’, el “Some girls are second best/ Put your loving to the test” the ‘Some Girls’ a ‘Express Yourself’ o la colaboración de su hija Lola en ‘Superstar’, que remite a la canción post-maternidad que le dedicó hace catorce años, ‘Little Star’.

httpvh://www.youtube.com/watch?v=cItHOl5LRWg&feature=relmfu

Esto no significa, ni mucho menos, que ‘MDNA’ sea un conjunto de canciones sin nada en común entre sí, puestas una detrás de otra sin orden ni concierto, ni tampoco que haya hecho un popurrí con los momentos más gloriosos de su discografía. Dados los irregulares resultados de la etapa urban con su anterior disco, podríamos haber entendido que se hubiera sentido tentada de volver al dance de hace dos álbumes, que tantas satisfacciones le trajo. En su lugar -lo de que Madonna se reinventa en cada álbum está lejos de ser un cliché-, ‘MDNA’ tiene como clara protagonista a una electrónica bastante oscura -con excepciones como ‘Superstar’ o la kylieminoguiana ‘Turn Up The Radio’- que probablemente no le dé muchas alegrías en cuanto a ventas -más allá de la considerable ayuda que pueda suponer el haber dejado con la boca abierta a 111 millones de personas en el medio tiempo de la Superbowl-, pero que ya se las está dando en cuanto a críticas. Quizá consciente de ello, ha optado por un primer single bastante radiable -y con uno de los mejores vídeos que ha grabado, dicho sea de paso- que no tiene nada que ver con el resto del disco -como ya hiciera con ‘Music’-, lo que inevitablemente causa un problema de coherencia interna -como ya pasó con ‘Music’ y que aquella vez solucionó poniéndose un sombrero de cowboy en el videoclip, como ya se ha señalado con acierto por ahí-. Aquí la solución ha pasado por incluir a M.I.A. -cuando al hablar de su LP ‘/\/\ /\ Y /\‘ lo comparamos con ‘American Life’ no se nos pasó por la cabeza que pudieran acabar haciendo una canción juntas- y a Nicki Minaj deletreando ‘L.U.V.’ y ‘Y.O.U.’, lo que parece que emparenta a la canción con el título del álbum. Lo que sí que no tiene remedio es lo de ‘Masterpiece’, tema perteneciente a la banda sonora de su segunda película como directora, ‘W.E.’, que le habrá valido un Globo de Oro -mal que le pese a Elton John-, pero, finalmente, no pega nada con el resto del álbum.

Dice bastante poco del grupo de artistas con las que frecuentemente se la relaciona que sea una señora de 53 años la única de entre ellas que, por cuarta década consecutiva, se atreva a sacar un álbum mínimamente arriesgado. Estando así las cosas, a ver quién es el listo que desmiente a Nicki Minaj cuando, en el rap de ‘I Don’t Give A’ -no sabemos si por iniciativa propia o si Madonna habrá tenido la poca vergüenza de pedirle que lo cante- dice eso de “There’s only one queen, and that’s Madonna, bitch!”. De momento, y mientras siga teniendo el valor de sacar discos viscerales y modernos como es este ‘MDNA’, no parece que eso vaya a cambiar. 7,5/10.

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