18 abril 2024

Es sencillo culpar a la fecha, un lunes festivo en la capital del Pisuerga, o a que la economía es cada vez más precaria y la acumulación de grandes conciertos en nuestra ciudad (el de Bob Wayne estaba entre los bolos de Dr. Feelgood y Hogjaw) es cada vez, por fortuna, más abundante, pero lo cierto es que la apuesta de traer a un fenómeno como Bob Wayne a España, acompañado de los impresionantes The Outlaw Carnies, sigue siendo una labor más que arriesgada si tenemos en cuenta que probablemente estemos ante la primera generación que en nuestro país adquiere una cultura y bagaje musical de manera más numerosa.

Así que nos juntamos bastante pocos en la Sala Porta Caeli de Valladolid para mostrar nuestros respetos al músico de Alabama y escuchar las canciones de su fantástico nuevo trabajo Till The Wheels Fall Off pero, como me dijo el responsable de la Porta, “no se porque pero estos conciertos al final son los que mejor salen” y vaya si tenía razón el bueno de Carlos porque desde que Bob pisó el escenario con su chaleco de Pentagram y acercándose al micro nos dijo “me da igual que seáis cinco o quinientos, vamos a hacer el set completo” quedó claro que durante las casi dos horas siguientes nos trasladábamos todos al garito más duro del sur de los USA con la combinación de música y actitud punk rock con la tradición más pura de los Cash, Willie Nelson o Kris Kristofferson (con quién le compara de manera obvia la prensa).

Arrancó con el tema título Till The Wheels Fall Out con su sonido de locomotora y esa fue precisamente la sensación que dejó una banda que fue la protagonista de la noche por su calidad, desde su joven y tatuado contrabajista punk Jared McGovern a sobre todo su violinista Liz Sloan, el dulce contrapunto de fragilidad en una banda con imagen de tipos duros, que a pesar de encontrarse enferma realizó un trabajo soberbio, y su increible guitarrista Ryan Clackner, un auténtico guitar hero que manejó su instrumento a una velocidad endiablada más propia de un amante del shred que de un músico country.

No tardaron en caer muchas de las canciones más esperadas como la espectacular Driven By Demons, un single perfecto, la más tradicional Devil´s Son, There Ain’t No Diesel Trucks in Heaven (un título glorioso para una canción), las más tranquilas Love Songs Suck, My Friends o Everything Is Legal In Alabama, donde a pesar de romper una cuerda el frenético ritmo no dio pausa para el cambio y continuó con solo cinco.

También estuvieron presentes el tema que hizo a dúo con su mentor Hank Williams III Workin Man y la más cañera Fuck The Law (middle finger incluido) para dejar claro que aunque su estilo se agarra al legado de Johnny Cash no es solo su estética la que deja fitrar otras maneras, desde el punk a la oscuridad rockera de Black Sabbath, sino que la manera de afrontar tanto las composiciones como su ritmo de vida le emparentan de manera más cercana al lado más oscuro de la música de la misma manera que ya nadie se extraña de que Hank III figure en la formación de Superjoint Ritual.

Spread My Ashes On The Highway fue uno de los momentos más especiales con la presentación de la banda y la manifestación de las últimas voluntades de cada uno de sus miembros. Obviamente Bob Wayne eligió para su final reposar en la carretera, el lugar en el que habita en su ritmo de conciertos infernal (además ejerce de chófer de la furgoneta de la banda)  y que es la fuente de inspiración de sus canciones. Seguro que su próxima gira por nuestro país, que la habrá, hará que consiga una repercusión mayor, como lo ha conseguido  con respecto a la del año pasado, ya que aunque su propuesta musical puede parecer lejana a nuestro país su arrebatadora actitud consigue granjearse el favor de los que le conocen. A Wayne le quedan muchas historias aún por contar. Como el mismo dice de manera incesante HELL YEAH!!

No os perdáis en las próximas semanas el acústico exclusivo que Bob Wayne grabó para www.acordesurbanos.com