Y esa mezcolanza genera un resultado fresco y plenamente disfrutable. Vale, no inventan la rueda (¿quién lo hace?), pero esa energía positiva que transmiten es algo de agradecer en tiempos de negatividad imperante.
Stay disfrutan sobre el escenario, sus melodías coloridas hacen que el movimiento nos venga casi de serie: cuando no te has querido dar cuenta, y a pesar de no poder disfrutar de una cerveza (el binomio cerveza-concierto es casi un dogma para muchos de nosotros), te descubres moviendo la cabeza al ritmo de canciones como “Someday“, “Yellow rainbows“, “So slow” o “You got me going“. Se atrevieron también con “I feel the rain” de Marmalade, de la que salieron más que airosos. Su presencia escénica es dinámica (especialmente reseñables los bailes de su panderetista), navegan en aguas repletas de hammond, psicodélica y armonía, y se abrazan temporalmente a la fuerza rock de canciones como “The world is in our hands“, pero también dejan paso a la sensibilidad en temas como “Everything“.
Fotografías cedidas por el Espacio Joven