27 abril 2024

Quique_Gonzalez-Lava2014-photo-Fran_Cea-01Regresaba Quique Gonzalez a Valladolid justo un año después de su última visita en idéntico recinto y con el mismo disco, Delantera Mítica, que había presentado anteriormente, lo que propició que se resintiera ligeramente la afluencia al Laboratorio De Las Artes y aunque no consiguió el lleno rotundo de 2013 si reunió a cerca de 500 fieles a los que poco parecía importarles que no hubiera un “motivo oficial” para el concierto.

A nivel musical el show fue impoluto. 27 canciones desarrolladas con pericia absoluta por parte de una banda de avezados músicos de sesión y un protagonista de muy buen humor, a pesar del obligado retraso en la hora de comienzo, al que parece que la convalecencia obligada por una lesión en su mano le ha sentado estupendo para cargar pilas y retomar con ilusión la parte final de la gira.

Hubo alguna pequeña sorpresa en el repertorio con canciones no interpretadas en la anterior cita (La Luna Debajo Del Brazo, Me Lo Agradecerás, El Campeón y una parte en la que Quique en solitario interpretó Pequeño Rockandroll) pero que en esencia fue muy similar a la anterior noche y sirvió para ratificar, una vez más una serie de factores que a mi entender le están acompañando ya desde hace unas cuantas giras.Quique_Gonzalez-Lava2014-photo-Fran_Cea-02 - copia

Vaya por delante mi admiración por Quique, le he seguido en todas sus giras desde Salitre 48, y creo que ha cambiado mucho mi percepción de su carrera en todo este tiempo. La electricidad de sus trabajos primigenios poco a poco va quedando atrás y ese espíritu tan “Tom Petty” que parecía inundar sus primeros shows, sigo reescuchando con devoción la grabación no oficial en Aqualung 2002, ha mutado hacia los medios tiempos y las ritmas profundas y sosegadas y esto ha ocasionado que para quien no forma parte de sus fieles que sus conciertos lleguen a resultar excesivamente planos.

¿Supone esto algún tipo de problema?, de ninguna manera. Y no lo es porque Quique Gonzalez ha forjado una masa de seguidores amplia y muy orgullosa de su papel que asume el carácter cuasi litúrgico de sus conciertos de manera ceremonial y conocedor de su papel entona las composiciones en su justa medida y vibran convenientemente ante un cambio de letra o adorno musical. Todo esto ocasiona una simbiosis plácida para ambas partes que consiguen satisfacerse mutuamente. El cantante sigue siendo el verso libre que a base de seguir un camino aparte del mercado lo ha hecho suyo y la audiencia es correspondida también formando parte de esta experiencia conjunta. ¿Me gustaría que Quique ampliara su faceta rockera y desempolvara su SG más allá  Miss Camiseta Mojada y Hotel Los Ángeles? (perfectamente situadas en el repertorio justo antes del final para ocasionar ese final up tempo), desde luego, pero si algo le ha caracterizado a Quique es por seguir su camino más allá de los gustos de sus seguidores, a los que igual que a la industria y los medios ha convencido, pero esa heterogeneidad entre sus seguidores y cierto tufillo de  intelectualidad me sigue provocando picores. De esto, una vez más, el cantante es inocente y mientras siga llenando recintos en estos tiempos cultural y económicamente tan convulsos imagino estará demostrando que está en lo cierto y que esa “Delantera Mítica” que pasea por España sigue siendo invencible. En ese aspecto bravo por él.