Ver un concierto de hard rock de una banda internacional en la capital pucelana es algo poco habitual, así que cuando un artista de la talla de Alice Cooper decide hacer una parada en Valladolid, casi hay que frotarse los ojos con incredulidad antes de salir corriendo a por una entrada. Sin embargo, es posible que las expectativas de este humilde juntaletras no coincidan con las de la opinión general. A la vista de los resultados de la gira en términos de asistencia, así parece, con la cancelación del concierto de Durango o el recinto medio vacío (o medio lleno, según el optimismo de cada uno) de Madrid. Aquí nos tocó sufrir un cambio de localización, casi sin previo aviso, del Polideportivo Pisuerga al Huerta del Rey, de menor aforo. ¿Falta de interés por un viejo rockero, falta de promoción del evento o un poco de ambas cosas? En cualquier caso, con o sin el apoyo del gran público, el señor Vincent Furnier fue recibido con una calurosa bienvenida por parte de los presentes y a cambio nos ofreció un gran espectáculo, con la profesionalidad de alguien que lleva más de media vida sobre el escenario. Una maravillosa noche de música… y muerte.
En primer lugar unas palabras sobre los teloneros, los vallisoletanos Presidio. La banda sabía que tenía una oportunidad de oro abriendo para semejante monstruo de las tablas y no dudó en aprovecharla, ejecutando una actuación repleta de energía (especialmente por parte del vocalista, que no paró quieto ni un segundo) en la que se centraron en presentar canciones de su nuevo trabajo. Con un estilo metalero muy cañero, cercano en ocasiones al sonido de bandas como Pantera, la banda contó en todo momento con el apoyo de su grupo de fans incondicionales y lograron caldear el ambiente antes de la aparición del plato principal. Una grata sorpresa muy a tener en cuenta en futuras ocasiones.
A las 10 de la noche, puntual como un reloj suizo, cayó el telón tras el que se encontraba la imponente figura del maestro de ceremonias con su sempiterno bastón en la mano. Una sirena nos anunció el fin de las clases, y con ello el comienzo del mítico riff de guitarra de “School’s Out” y del jolgorio general. Y por si tal marenera de arrancar pareciera poco prometedora, la banda continuó disparando a matar sin descanso con otra pareja de clásicos: “No More Mr. Nice Guy” y “I’m Eighteen”.
Tras el trío de ases inicial llegó el turno de “Wicked Young Man” y de la primera muerte de la noche, la de un infeliz técnico de sonido encapuchado que fue ensartado por el cantante utilizando el pie de micro. Un cruento asesinato que tuvo sus consecuencias cuando el vocalista fue reducido e inmovilizado con una camisa de fuerza, y con ella puesta nos cantó “Ballad Of Dwight Fry” acompañado por Keri Kelli a la guitarra acústica. Inmediatamente después fue llevado a la guillotina por dos verdugos, suceso del que se recuperó sin mayores consecuencias y que le sirvió para cantar las primeras estrofas de “Go To Hell” sosteniendo su propia cabeza cercenada. Durante este tema hizo su primera aparición la voluptuosa bailarina Tiffany Lowe, que acompaña a Cooper en esta gira (y no su hija Calico, como algunos medios han indicado erróneamente), únicamente para acabar muerta en un nuevo brote de demencia por parte del cantante.
Su cuerpo inerte sirvió de macabro compañero de baile en “Cold Ethyl”, tras la cual llegó “Poison”, sin duda el tema más aclamado y coreado de la velada. La segunda muerte de Cooper (esta vez con una inyección de veneno un tanto desproporcionada) dio paso a los primeros compases de From The Inside, en la que resurgió, botella de alcohol en mano, para relatarnos su experiencia personal sobre su rehabilitación alcohólica. No es casualidad, por tanto, que el siguiente tema elegido fuera “Nurse Rozetta”, que interpretó vestido con un pijama de hospital psiquiátrico y sentado en una silla de ruedas empujada por Tiffany Lowe, caracterizada en esta ocasión como la enfermera que da título a la canción.
Sin embargo, Tiffany no tuvo mejor suerte en esta ocasión, siendo estrangulada por Cooper tras un biombo durante “Be My Lover”. Ataviado con la peluca rojiza de la enfermera y con el cadáver de la dama reposando sobre su regazo, el cantante interpretó la preciosa balada “Only Women Bleed” antes de ser conducido a la horca, donde fue ejecutado por tercera vez tras cantar “I Never Cry” literalmente con la soga al cuello.
Mientras el tito Alice se recuperaba del incidente en el backstage, sus músicos se adueñaron del escenario durante la instrumental Black Widow, ganándose un merecido protagonismo tras haber estado durante todo el concierto bajo la alargada sombra el maestro. Durante este interludio disfrutamos de estupendos solos del batería Jimmy Degrasso y de los guitarristas Damon Johnson y Keri Kelli. Muy justo que los excelentes músicos que acompañan a la estrella del show tuvieran su momento de gloria, desde luego.
Alice volvió a la palestra en lo alto de una escalera con “Vengeance Is Mine”, el único tema de su último disco (‘Along Came A Spider’) que sóno en el concierto. Todavía quedaba tela que cortar, así que el espectáculo continuó con Dirty Diamonds y Billion Dollar Babies, durante los cuales el vocalista repartió, respectivamente, collares y billetes con su cara, utilizando para ello con maestría una espada con la que acabó decapitando a un inocente muñeco de plástico. A continuación Cooper recuperó dos de sus clásicos de los setenta, Killer y I Love The Dead (en el que presenciamos su cuarta y última muerte, esta vez por obra de una especie de dama de hierro). Por último sonó Feed My Frankenstein, en el que hizo acto de presencia en escena un gran cíclope muy de película de Serie B.
Y quedaban los bises, que en esta ocasión fueron “Elected” (con Cooper vestido con un elegante chaqué plateado y chistera a juego y ondeando una bandera española) y de nuevo “School’s Out” (esta vez completa), durante la cual se soltaron unos globos gigantes sobre los asistentes que el cantante reventaba a espadazos. En definitiva, una auténtica fiesta. Así acabó la noche, con toda la banda (Tiffany incluida) haciendo una reverencia mientras recibían una gran ovación de un público más que satisfecho. Un verdadero espectáculo, una hora y media excelentemente aprovechada repleta de terror, diversión y, sobre todo, buen rock. Un nuevo triunfo de este “Teatro de la Muerte”. Imprescindible.
Setlist:
School´s Out
No More Mr. Nice Guy
I´m Eighteen
Wicked Young Man
Ballad Of Dwight Fry
Go To Hell
Cold Ethyl
Poison
From The Inside
Nurse Rozetta
Be My Lover
Only Women Bleed
I Never Cry
Black Widow
Vengeance Is Mine
Dirty Diamonds
Billion Dollar Babies
Killer
I Love The Dead
Feed My Frankenstein
Under My Wheels
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Elected
School´s Out?