Es emocionante volver a una sala repleta hasta la bandera para recibir a un artista internacional como en los viejos tiempos, y más si el artista en cuestión es Curtis Harding, deudor de uno de los mejores álbumes del pasado año, ‘If Words Were Flowers‘.
La Sala But volvía a vibrar pocos días antes (con un OchoyMedio abarrotado) y como tal también volvía a recibir su programación musical. Curtis hacía parada en Madrid de la mano de Ground Control y Houston Party, con banda de infarto y callando bocas a aquellos que tildan su directo de sosainas.
El coqueteo con el rock psicodélico, el soul de manual, el flirteo con un garage llevado al sonido Motown, el jazz como bisagra y la clase como bandera tomaban el escenario.
‘Welcome To My World’, ‘The Drive’, ‘Hopeful‘ o ‘Can´t Hide It‘ daban la bienvenida a un público exhausto, emocionado y bailongo desde primera hora. Gospel, neo-soul, retro-funk, apelativos para todos los gustos, calidad y sensación de nueva normalidad desde los primeros compases. La progresión creativa de Curtis y su banda queda patente en directo, no tan evidente es el uso de las capas que se captan en sus discos, que quedan enmudecidas en ciertos momentos bien por limitación instrumental o por capacidad técnica.
El slop’n’soul celebra el entusiasmo y la vida, bien suene ‘Face Your Fear‘ o ‘Freedom‘, vibrando con ‘Till The End‘ y la inmensa ‘I Need Your Love’, emocionando en ‘On And On‘, ‘Next Time’ y ‘With You’, enfatizando la necesidad de captar y defender el amor, y más en estos tiempos que corren…apreciar a los que nos rodean, hacerles llegar ese ‘Keep on Shining’ con el que acababan de meterse a todos en su bolsillo.
La música cura el alma, Curtis Harding lo sabe, lo toma como guía y lo manifiesta en cada ritual. Nosotros profesaremos el culto con él como guía, allá donde vaya.