19 abril 2024

Jordi Montero, violinista y guitarrista , además de múltiples características más dentro del mundo musical, lleva muchos años dedicándose además a la enseñanza , a todas las edades. Compagina su actividad lectiva con sus grabaciones de cuerdas para una buena tanda de grupos, o para tocar con su grupo Pómez. Conocimos a Jordi hace ya tiempo como asiduos al Fotomatón Bar y hemos acabado incluso acudiendo a sus clases de guitarra en dicho emplazamiento, donde se ha formado una familia que crece poco a poco y consigue sacar las ganas de tocar los temas favoritos de los alumnos, con paciencia, tenacidad y siempre con una sonrisa. Hablamos con él.

jordi1

 

  • Cuándo te das cuenta de que quieres dedicarte al mundo de la música, y cuándo te das cuenta de que te sientes feliz enseñando tus conocimientos a los demás

 

Creo que jamás me he planteado el hecho de querer dedicarme a la música. Ya desde muy pequeño sentí atracción hacia ella, estudiándola, y luego me he acabado dedicando a esto de una manera natural. No imagino haberme dedicado a ninguna otra cosa, aunque he trabajado en diferentes terrenos para poder comer, claro, pero la música siempre la he considerado prioritaria. Incluso, en su día, rechacé algún que otro trabajo que me mantuviese apartado de ella, ya fuese por horarios o porque me ocupaba demasiado espacio en la cabeza.

 Lo de enseñar también surgió sin plantearlo demasiado, de una forma igual de natural.

 

  •  Como maestro de las cuerdas has grabado para muchos grupos de nuestro país ¿podrías comentarnos algunas de esas colaboraciones?

 

Lo de maestro me queda grande, la verdad… me quedo solo con las cuerdas.

El primer disco es el que recuerdo con más cariño, no por la grabación en sí, que también, si no porque gracias a ello recuperé el violín después de haberlo abandonado en el armario 6 años atrás, abominado y despavorido por el protocolo y el sistema de enseñanza ultraconservador del conservatorio en aquella época (que espero haya cambiado). Fue “Microscopic Movies”, primer disco de Love Of Lesbian, y gracias a él también conocí a grandes amigos que quiero mucho y conservo a día de hoy.

Después seguí y sigo colaborando en diferentes proyectos, tanto en directo como en estudio, con guitarra, violín o viola. Digamos, desde un punto de vista divertido, que violo canciones.

La última hasta la fecha ha sido hace muy poco para Soleá Morente, aunque por el camino ha habido muchas y todas ellas me han aportado cosas buenas, tanto personal como profesionalmente.

 

  • Además de maestro y colaborador eres creador ¿Encuentras momentos para composiciones propias entre tanta actividad?

 

Si hablásemos de cine te diría que la última peli que rodé fue en blanco y negro. Me pasa eso pero en música… sufro un poco de sequía últimamente en ese sentido. Tengo unas cuantas canciones sin pies ni cabeza desde hace tiempo, las grabo y regrabo en casa cientos de veces pero no me acaban de convencer. Tampoco se las he enseñado a nadie. No tengo tiempo para dedicarles y por tanto ni siquiera me apetece demasiado ahora el terreno compositivo, aunque no descarto poder hacerlo en un futuro.

 

  • Volviendo al tema educativo, tienes tu propia escuela de música, Triamusica, en Barcelona ¿Cómo compaginas la actividad entre Barna y Madrid?

Me imagino que como todo el mundo hoy en día, jugando al puzzle del tiempo para compaginar actividades. La verdad es que en la escuela, Triamusica, tengo la suerte de contar con un equipo de profesionales que se encargan del día a día y cuidan el trato directo con los alumnos. El resto es trabajo mío y lo intento llevar a cabo desde cualquier parte.

  • ¿Cómo de satisfactorio es ver a los pequeños aprender de tu mano?

Es muy satisfactorio y emocionante ver a un alumno, tenga la edad que tenga, conseguir sus objetivos gracias a tu ayuda, pero sobre todo a su imprescindible esfuerzo y dedicación.

Los pequeños, además de aprender a ritmo meteórico, como esponjas que son, son los que te suelen enseñar a enseñar. Te guían, en serio

  • ¿Con qué instrumento de cuerda no te has atrevido y te gustaría probar? ¿Cuál es el que más te ha enganchado?

 Con el que no me he atrevido en plan serio, y me refiero a algo más que ponerle las manos encima, es el piano, al que sin duda le debo una oportunidad. Lo he intentado varias veces, recibiendo clases y tal, pero no… Me plantaba de una semana a otra sin haber practicado. Mal. Quizás cuando tenga 81 años lo retome.

De todos los instrumentos, pese a ser violinista, la guitarra es el que más me ha cautivado. Sin ir más lejos, es un instrumento al que te abrazas… 

  • Las clases de guitarra que has improvisado en el Fotomatón son todo un triunfo ¿Te esperabas tal éxito de convocatoria?

La verdad es que no. Todo empezó porque después de llevar un año en Madrid echaba de menos el hecho de dar clases. Pero a lo del Fotomatón, más que clases, le llamaría sesiones de guitarra en grupo. Como único requisito pedía que se supiesen colocar los cuatro acordes básicos en la guitarra. Se hizo una primera sesión para probar, luego otra… y así llevamos dos años con prácticamente la misma gente, más los que se han ido añadiendo.

Ahora hay cuatro grupos y rozamos las 50 personas. También hay una novedad este curso y es que desde octubre he creado, gracias a la demanda, dos grupos nuevos desde nivel cero (y suenan!!!!).

 

Dentro de estas clases además cuentas con clases magistrales puntuales ¿Cómo surgen esas colaboraciones y cómo salen los músicos invitados de tal experiencia?

 Volvería a usar otra vez el recurso “de manera natural”… aunque evolucionó hacia el “tirando de amigos”.

De manera natural porque en las primeras clases nos acompañaba al bajo Joanra, uno de mis socios en el bar, que además es bajista de Love Of Lesbian. Al ver que a los alumnos les encantaba tocar con alguien de un grupo con trayectoria consolidada, surgió la idea de explorar y probar con otros, de manera que preparábamos una canción y cuando la teníamos casi lista venía su autor o un miembro de ese grupo a tocar con nosotros.

jordi1

Creo que la primera vez vino Martí Perarnau porque estábamos preparando una de Mucho, su grupo. Vino, además de con su guitarra, con Ricky Falkner, que improvisó un bajo. La experiencia, por las tres partes –alumnos, artistas y mía- fue brutal.

Luego avisamos a Amaro Ferreiro para preparar “Ciudadano A”, de Iván… Mismas sensaciones. ¡Felicidad!

Y bueno, pues así… Proponíamos canciones e invitados y tirábamos de mi agenda o la de Joanra. Además de Martí, Ricky y Amaro, entre enero de 2014 y noviembre de 2015, hemos tenido el placer de que nos visiten:

Pancho Varona (Joaquín Sabina), Pau Roca (La Habitación Roja), Ángel Carmona (Aloha Carmouna, “Hoy empieza todo” de Radio 3), Joanra Planell (Love Of Lesbian), Juanma y Jorge (Vetusta Morla), Uri Bonet (Love Of Lesbian), Luis Rodríguez (León Benavente, Nacho Vegas), Tórtel, Charlie Bautista (Jero Romero, Xoel López), Chapo González (MClan, Xoel López), Luis Brea, Pantera (Jenny & The Mexicats), Pigmy, Miguel Rivera (Maga, Delacruz, Xoel López) y Zahara. Dios, espero no dejarme a nadie…

Próximamente lo harán Ricardo Vicente, Paco Neuman, Carmen Boza, Xoel…

 

  •  Viviendo desde dentro las clases del Fotomatón, hemos comprobado como además de paciente, tienes esa chispa para enganchar a los estudiantes invitándoles a tocar canciones desde los primeros acordes aunque sean neófitos ¿cómo surge esta manera de enseñar y tocar temas de los artistas favoritos de tus alumnos?

 

¡Vocación! De una semana a otra cuento las horas con ansia para volver a dar clase. Bajo mi punto de vista esa es la clave en cualquier trabajo, más aún cuando se trata de comunicar, conectar y tratar con la gente. Eso supongo que se convierte en paciencia y chispa como dices.

Simplemente intento hacerlo de la manera que me hubiese gustado aprender a mí y solo en un profe de violín, Pere Bardagí, supe encontrar esa manera de empatizar.

Hay que entender que no todo el que quiere aprender a tocar un instrumento lo hace para dedicarse de manera profesional. La mayoría solo busca disfrute y placer personal.

De esta manera cualquier ejercicio lo trabajamos con canciones directamente. Después de una jornada de trabajo o estudios, no apetece por igual repetir cien veces un ritmo o una rueda de acordes sin sentido –y además con cara de palo, porque eso es aburridísimo- que hacer lo mismo aplicándolo directamente a canciones, aunque sea a velocidad muy lenta, pero que la mayoría reconocen en cuanto les canto las frases encima de los acordes. Y ahí ves sonrisas.

Si además, dentro del grupito, trabajas las canciones a diferentes dificultades para adaptarte al nivel de cada alumno y que nadie vaya ahogado o a remolque, lo tienes.


En esta época tan cambiante ¿Crees que no hay que poner límites a la edad de aprender a tocar un instrumento?

Me viene a la cabeza un ejemplo real, y es la historia de un señor de 81 años –por eso antes citaba esta edad- que se plantó un día en mi escuela, explicando que acababa de enviudar y que toda la vida había querido aprender a tocar un instrumento, pero que su mujer no se lo había permitido. Se apuntó a piano, se compró uno y, aunque acabó dejando las clases al cabo de dos cursos alegando que ya no tenía nada más que aprender, sigue tocándolo hoy en día.

jordi2

¿Qué consejos darías a los principiantes?

Más que un consejo es una convicción: no hay nadie arrítmico –como muchos piensan de sí mismos- y por ello todo el mundo puede llegar a tocar, en mayor o menor medida, cualquier instrumento. Solo es cuestión de práctica y paciencia al principio.

Como todo en esta vida: si tienes un sueño, persíguelo. No solo es un tópico.

 Por último ¿Nos dirías cuales son tus cinco temas guitarreros favoritos ever?

Si por temas guitarreros te refieres al repertorio que hemos ido construyendo en las clases durante estos dos años, citaré cinco en los que hemos trabajado o estamos trabajando últimamente, ya que ciertamente todos los que llevamos hechos en este tiempo (unos treinta) me flipan:

Señora (J.M. Serrat, pero la versión de Los Enemigos), Funeral (Zahara), Caracoles (Xoel), Las Hienas (León Benavente) y El Incendio (Sidonie).