27 abril 2024

Fotos Paula Lobo y Virginia Barbero

Crónica Mad Blue 2023: sálvese quién pueda (océanos incluídos)

Mad Blue, como decirlo, un festival para público dispar, entre el familiar y el snob en su inmensa mayoría, con showcases de bandas que en el mejor de los casos duraban 30 minutos, en una ubicación infame y con un sonido digno de mejora. Un pasillo infinito, el del Parque del Oeste, en ocasiones ratonera, en ocasiones Pánico en el Túnel. Grupos de toda índole, un variopinto elenco de bandas donde la calidad se daba cita con la cantidad, desde nuestros queridos Corizonas y La Habitación Roja a Bebe, Jenny And The Mexicats, Amparanoia, pasando por Depedro, Love Of Lesbian, Efecto Mariposa o Arde Bogotá (los triunfadores). Todo ello además con el aderezo de la selección musical de los capos del tardeo de la capital, el Pompa universe.

Hace tiempo ibamos a un garito, el cien por cien, donde te ponían los estribillos de los grupos más demandados encadenados, a cholón, para que pudieramos cantar continuamente sin necesidad de profundizar en las caras-b o en los últimos sencillos de aquella banda que sonaba, un Último de la Fila, un Héroes del Silencio, un Mecano, etc… vamos anclado a los 80 en su mayoría, pero de vez en cuando hacía un cambio loco de década que jodía a los cincuentones de turno.

Algo así pasa ahora mismo en los tardeos del rollo que nos ocupaba el sábado, pero adaptado del 2000 hacia adelante, el sota-caballo-rey de la pista, lo que escuchas en tus listas de spotify favoritas también suena en bucle en dichos tardeos, en los que el cantar y el pillar(sela) se impone a lo de descubrir un nuevo tema, nada nuevo en la mayoría de garitos que nos invaden, siempre hay excepciones claro (también en el elenco de los Pompa Djs), pero vamos el mundo del DJ está igual de prostituido que el del directo. Primera jornada con selección musical pompera, Grison Beatbox (chapa máxima) y showcase de Santi Balmés y los suyos para animar el cotarro. Al menos el sábado sabíamos los horarios.

El domingo el despropósito por bandera fue el no poder disponer de horarios, la gente se quejaba en redes sociales, pero al final lo que vale es privar de sol a sol, y da igual palmar cincuenta euros para poder ver a esa banda que quieres ver a una hora que ni sabes mientras pagas vasos de plástico para salvar el océano a 3€ y encontrarte con que van a tocar cuatro temas, que con suerte, te sabrás, si al ganado le tratan como ganado, se acostumbra a ser ganado.

 

La pandemia nos ha hecho mejores ( consumidores ). El sonido si tenías suerte de estar en primeras filas era salvable, eso sí, pasando las primeras barras, sálvese quien pueda. Embotado, sin refuerzo, tratado sin cariño, pantallas alejadas y mínimas, y sobre todo gente a rabiar. Gente que en su mayoría iba por los Arde Bogotá o los Shinova, no nos engañemos, ambos cumplieron con su público con un showcase más que digno y potenciando su figura en el panorama nacional, también sumemos a ellos a bandas como Miss Caffeina, Maika con el ruído de fondo o el siempre inmenso Depedro. Sonido que brilló por su ausencia en los sets de Varry Brava, en las apariciones de los djs como interludio, en Corizonas y en otras cuantas bandas.

No se si los océanos se habrán salvado, pero al menos el bolsillo de alguno ha sido rescatado hasta la próxima edición.

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