28 abril 2024

Muchos conoceréis a Marta Coolidge por su comedia romántica “Valley Girl”, con Deborah Foreman y Nicolas Cage, donde se cuenta la historia de amor entre dos jóvenes de mundos sociales opuestos, una especie de Romeo y Julieta universitario. Esto sucedió allá por 1983, pero mucho antes de su debut, Coolidge expuso en 1975 una representación bastante diferente de los adolescentes de una escuela de secundaria: NOT A PRETTY PICTURE, un docudrama ahora proyectado con una nueva restauración en 4K y centrada en la violación durante una cita.

Pues sí, a tres días del 8 de marzo, no se nos ocurre otro tema más necesario del que hablar, una vez más, que este. Y es que vuelve a la gran pantalla esta profunda exploración sobre el consentimiento ambiguo en casos de violación, la cosificación de mujeres jóvenes y cómo la sociedad permite que los perpetradores evadan su responsabilidad.  Lamentablemente, son temas que aún persisten en la actualidad. La violencia en esta película se proclama a los cuatro vientos en un género más sutil y mucho más profundo. Atalante Films ha recuperado esta cinta que se puede ver actualmente en cines en varios puntos de España: Barcelona, Bilbao, Ferrol, Girona, Lleida, Madrid, Santiago, Sevilla, Valencia y Valladolid.

 

Lo que realmente sucedió en “Not A Pretty Picture”

Hace casi medio siglo, y mantenido en la penumbra durante mucho tiempo, “Not a Pretty Picture” podría ser descrita como un psicodrama al estilo de Pirandello (un análisis profundo de la psique de los personajes y sus experiencias internas), un ejercicio interpretativo, un proceso de liberación personal y, al mismo tiempo, un impactante análisis político basado en una historia autobiográfica. La película está arraigada en las vivencias de la directora. La actriz que encarna a Martha también sufrió una agresión sexual durante sus años de secundaria. Se realizaron alteraciones en los nombres y lugares para salvaguardar la privacidad y la delicadeza de la historia.

Todo sucedió en 1962, a los 16 años, la directora Martha Coolidge fue violada durante una fiesta por parte de un compañero de clase mayor que ella. Doce años más tarde, la cineasta examinó esta agresión sexual vivida en carne propia y recreó las circunstancias que la rodearon con un grupo de actores en un destartalado loft de Nueva York. Se convirtió por tanto en una película pionera sobre la cultura del abuso y sus consecuencias, que sigue hoy tan vigente como entonces. Lo que emerge no es simplemente una alternancia entre lo escenificado y lo no escenificado. Diferentes épocas y relaciones con el conocimiento chocan, mientras Coolidge yuxtapone la ingenuidad de su yo anterior (que no llegó a comprender su experiencia como violación) con las capacidades analíticas que ella y otros han desarrollado desde entonces.

La narrativa de Marta Coolidge en “Not A Pretty Picture”

La narrativa se desenvuelve alternando entre escenas semi-dirigidas que representan a Martha (interpretada por Michelle Manenti) junto a sus amigos y su abusador eventual (interpretado por Jim Carrington). Además, incluye metraje documental que muestra a la cineasta adulta dirigiendo a su elenco en este loft en la ciudad de Nueva York. Este enfoque dual confiere a la película un carácter único, siendo tanto una autobiografía como una guía para orientar a los actores a través de material sumamente delicado.

Coolidge, que se muestra completamente abierta a discutir los eventos de su asalto, demostró ser también durante la cinta una oyente excepcional. Esto permitió que su elenco participara en conversaciones sinceras sobre la psicología y la compleja dinámica de poder inherente al abuso sexual. En ocasiones, la película se asemeja a una cápsula del tiempo, rescatando diálogos y debates que la sociedad contemporánea podría haber dejado atrás: la promesa de una fiesta se convierte en una noche en un apartamento vacío, donde Curly se impone a Martha. De regreso a la escuela, los rumores vuelan y abunda la crueldad. Las chicas llaman “puta” a Martha. Lo más parecido a un final feliz aquí es que escapa del embarazo y encuentra apoyo en Anne, interpretada por la verdadera mejor amiga de la escuela secundaria de Coolidge, Anne Mundstuk.

Not A Pretty Picture

“A las mujeres les gusta que las besen y dar besos. Si me has dicho que te gusta, ¿por qué no te acercas y me das uno?” dice Michelle Manenti en una de las numerosas y perturbadoras recreaciones. Con frases como esta, la película, ya sea para bien o para mal, sigue siendo increíblemente relevante en la actualidad. En otro momento, cinco jóvenes van en un coche conducido por Curly, de veintiún años. Todo el mundo está bebiendo; Un joven y una joven se besan en el asiento trasero; y Curly, el más sofisticado (de pacotilla) del grupo, hace una serie de comentarios racistas y observaciones bastante ofensivas sobre las mujeres. Mientras hace estos comentarios, Martha, mucho antes de su llegada a la fiesta, ya parece preocupada, como no.

También hay una arqueología de las costumbres que surge a lo largo de “Not a Pretty Picture”, como cuando Manenti y Coolidge reconocen la creencia inculcada en su propia responsabilidad, su propia culpa, por las violaciones que sufrieron. Carrington analiza la observaciones de los hombres jóvenes y su conocimiento de la prevalencia de la violación en afirmaciones que llama “violación adolescente; No lo justifica pero tiene claro que “técnicamente es una mujer violada”, pero también es consciente de que los violadores no lo ven de esa manera: “Eso es violación, pero no en su mente”, afirma Carrington.
Not A Pretty Picture 3

La directora expresó en varias ocasiones su punto de vista con respecto a la película, sosteniendo que la consideraba como un proyecto en el que se sintió impulsada a fomentar un ambiente de compartir. Esta visión se tradujo en la promoción de conversaciones abiertas entre el director y los actores, así como entre los propios actores, permitiendo que compartieran sus experiencias personales.

Paralelamente, la directora vivió una catarsis personal, revisando y archivando sus propios recuerdos vinculados a su experiencia. Se esforzó activamente por evitar que estos recuerdos resurgieran y la afectaran negativamente, reconociendo que tal influencia podría haberla llevado a dudar sobre si debía o no completar la película.

Ni es la primera ni la última película sobre la Violencia y la Violación

Se como sea y yéndonos atrás en el tiempo, ha costado llamar las cosas por su nombre en el contexto del Hollywood clásico: películas que trataron el delicado tema de la agresión sexual, como “Outrage” (Ida Lupino, 1950) y “Duel in the Sun” (King Vidor,1946) retrataron de manera evasiva el delicado tema de la agresión sexual.

Pero hoy día, gracias a dios, muchos cineastas independientes, han querido que el silencio y la vergüenza pertenecieran al ayer, tanto en la vida como en el cine.  Algunos de los ejemplos contemporáneos a “Not A Pretty Picture” fueron también “No Lies” (Mitchell Block, 1973) una faux vérité, y el documental experimental “Rape” (JoAnn Elam ,1975). Estas películas mostraron historias contadas por mujeres sobre situaciones de violencia sexual, y fueron dos títulos importantes en su esa época.

Reconocemos que el género de la narrativa centrada en violación puede resultar complicado para ciertas audiencias debido a la naturaleza extraordinariamente delicada del tema. Además, la forma en que se aborda esta trama en la pantalla puede tener un impacto significativo, potencialmente siendo percibida como irrespetuosa y traumatizante para el público si no se maneja con la debida sensibilidad y cuidado. Si mezclamos además violación y venganza la cosa aún se complica más.

Un claro ejemplo reciente ha sido el de “Una Joven Prometedora” (Emerald Fennell, 2020) donde el mundo entero de Cassie Thomas, una impresionante Carey Mulligan, se sacude cuando su mejor amiga, Nina, se quita la vida después de ser violada por su compañero de clase Al. Cuando Al no enfrenta la consecuencias después de la muerte de Nina, Cassie abandona la escuela y decide tomar el asunto en sus propias manos. No solo necesita vengarse del hombre que realmente arruinó todo, sino castigar también a todos los delincuentes con los que se encontraba, incluso yendo más allá, a todos los que fallaron a Nina en su plan de venganza, para que pudieran entender realmente cómo sus acciones afectaron a su amiga.

Una Mujer Prometedora

Adentrarse en el delicado territorio de los abusos sexuales y la violación representa un trabajo bastante complejo, marcado por una extrema sensibilidad y las dificultades inherentes al tratamiento mediático de estos asuntos. En ocasiones, el intento de abordar estos temas con demasiada sensibilidad puede derivar en actitudes paternalistas y condescendientes. Asimismo, la falta de delicadeza puede contribuir a la victimización continua y a señalar de manera contundente a los responsables. “Not A Pretty Picture” es una película indispensable que sabe de esto y mucho más. Un #MUSTWATCH en esta semana y en cualquiera.

 

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