Hablar de The National es hablar de una de las bandas más grandes que actualmente nos podemos encontrar en activo, los americanos han conseguido crecer y hacernos crecer con ellos, un público maduro que empatiza con Matt y los suyos. Su melancolía atrapa o repele, pero si eres de los que se rinde ante el entorno que reflejan The National en sus composiciones habrás caído en sus redes para siempre.
La banda de Ohio es asidua a nuestro país, si no es un festival es algún macro concierto como el que nos acontecía, pero por suerte no pasa mucho tiempo para poder degustar sus temas en directo
a este lado del charco. Sus más de veinte años en activo se pueden resumir en esta gira en una serie de conciertos catárticos, una comunión máxima con sus oyentes y sus nuevos adeptos. A
esa explosión creativa que han manifestado The National los últimos años se suma un diseño de la puesta en escena a la altura de los más grandes, a una altura de unos mismos Radiohead podríamos decir sin despeinarnos. Pero ponernos en la piel de Matt Berninger no es tan complicado, los restos de una pandemia, las crisis existenciales, las depresiones y ansiedades modernas, el bloqueo mental… todo pasa factura, pero de casi todo se sale, y con dos masterpieces como ‘Two Pages Of Frankenstein’ y ‘Laugh Track’ es más sencillo hacerle frente a todo.
Hay algo que ya no podemos recuperar en una banda de este calibre, las distancias cortas, a no ser que sueltes la panoja y te cueles en zona A (esa mala praxis de diferenciar de clasificar de nuevo a ¿fans? por su bolsillo). Y es este hecho de tener que aceptar ese crecimiento el que más desvirtúa un show impoluto de una banda de esta índole. El Wizink Center es un recinto en el que tus nervios auditivos se ponen a prueba por múltiples factores, en el caso que nos ocupa, y son ya más de una decena de veces que vemos a la banda, podemos concluir que el sonido no hizo total justicia a su magnificencia en directo, como bien apuntaba mi querido Andres Castaño en ABC.
Pero en qué momento se encuentran todos los miembros del grupo…en el mejor! De la perfecta ejecución de Bryan Devendorf a la batería, a las virguerías de los hermanos Bryce y Aaron Dessner, en perfecta sintonía cuando hay que dar protagonismo a un piano, o cuando hay que poner a punto toda la artillería y sacar el post-punk comedido o el noise-rock que llevan dentro. Vientos celestiales, esa ‘sad dad music‘, algunos no somos padres tristes, pero estamos en esa edad en la que podríamos estar en cualquiera de ambos planos. Y es que no hay duda de que la profesionalidad de The National y el cariño al que someten su ejecución es de recibo, y todo aquel que se acerca a comulgar con ellos siente esa llamada y ese abrazo de forma recíproca.
Lanzar un álbum días antes de llegar a su cita madrileña no fue un impedimento para caer rendidos ante el mismo. Pero el protagonismo inicial lo tomaban sus ‘Two First Pages Of Frankenstein‘, piel de gallina con ‘Once Upon a Poolside‘, seguidas de ‘Eucalyptus‘ y ‘Tropic Morning News‘, primeros grandes momentos de apogéo y coro masivo, ‘You Should Take It…’. Es de recibo decir que el setlist de la banda se ha ido modificando sobremanera en su gira, incluyendo rarezas – entiéndase por rarezas temas no tocados desde años atrás – o modificando el peso de su discografía en directo a su antojo. Dinamismo, el mismo que les caracteriza en ejecución y composición, se materializaba también en el desarrollo. Sin duda los clásicos no fallan, un ‘Squalor Victoria’ o ‘Bloodbuzz Ohio‘ noquean contra la pared, el público se balancéa junto a ‘Don´t Swallop The Cap‘, la voz de Matt tiene altibajos, va calentando según avanzamos. Momento álgido, ese gran tema mayúsculo que es ‘The System Only Dreams In Total Darkness‘, que unido a ‘I Need My Girl‘ y ‘Apartment Story‘, se meten en todos los recobecos de nuestros sentimientos. Buen repaso a toda su discografía fueron soltando en las más de dos horas de show, como decimos no tan nítido como muchos han alabado en sus crónicas. Cierto es que escuchar tonadillas de la talla de ‘Alien‘ o ‘Grease In Your Hair‘ ayudan a paliar otros fallos, ejecución impoluta, satisfacción que a ratos no da la altura(recinto, sonido, voz, el payaso de turno que va para pasarse el concierto de cháchara…).
‘Day I Die’, otro momento catártico de la noche, hermanamiento con el público, subidón post ‘Smoke Detector‘, listos para el derroche final, ‘England’, ‘Graceless’ y ‘Fake Empire’, Matt en pleno estado de gracia, los que han pagado su mordida en zona A son testigos de ello, al fondo todo es más triste, pero sentimos el mismo amor por ellos, ¿Cómo no hacerlo con esa versión de ‘About Today’ con la que se despiden de primeras? La traca final no tiene desperdicio, desde el preciosismo de ‘Light Years‘ al ya mítico paseillo de rigor de ‘Mr. November‘, con un ‘Terrible Love‘ para enmarcar y dejarnos con la lágrima colgandera en una Vanderlyle a capella. Revalidar el título de una de las mejores bandas en directo de nuestro tiempo no es tarea sencilla, en ello siguen.
