26 abril 2024

Un año más esperamos la llegada de los festivales veraniegos con auténtica ansia e ilusión, sin embargo hace tiempo que los macrofestivales en este país dejaron de ser lo que eran. No queremos echar toda la culpa a los organizadores, como público también hemos jugado con estas reglas, aceptado y asumido lo que un festival de la índole del Primavera o el Mad Cool son en este momento, y las bandas y promotores también han caído en el juego, fomentando el crecimiento de asistentes, el abuso de los precios por comida, bebida, vasos, o el consiguiente agobio para ver a uno de los cabezas de cartel.

Está claro, los tiempos han cambiado, todo el mundo quiere ir a festivales, una inmensa mayoría va para satisfacer su parte melómana, para enriquecerse culturalmente y descubrir nuevos sonideros, pero otra gran parte va a pillarse la más grande, a ver desde a tomar por culo un directo de su ‘grupo favorito’ y a ir porque hay que estar. Es verdad que sin unos eventos de esta índole no podríamos disfrutar del paso por nuestro país de grupos míticos, cuyos cachés andan tan inflados que o les vemos en un estadio o en un festival ad hoc.Pero como siempre decimos, puedes huir de estas masificaciones creándote tu propio mini festival con grupos de las líneas bajas y medias, descubrir y disfrutar de otra manera, muchas veces esta es nuestra mentalidad. La vida es una tómbola, ya lo decían los de Vibra Mahou.

Si nos ceñimos al Mad Cool, el nuevo recinto tuvo sus más y sus menos, como ventajas podemos citar el poder llegar desde transporte público a un punto cercano al recinto, la disposición de los escenarios principales y alguna mejora significativa en el sonido. Grandes contras también, la disposición de los baños (premio darwin al lumbreras pertinente) con tapones en horarios de salida de cabezas de cartel, la disposición de una zona vip que también partía el recinto, la masificación patente el viernes y sábado, el caos a la salida del primer día y los modales de ciertos guiris bien atizados a los que parece se les permite todo cuando vienen a este tipo de eventos.

Sábado – Le Jos Chili Peppers

Si vamos directos a lo musical, hubo mucho donde rascar, desde el show para fans de Red Hot Chili Peppers, en el que los cabezas del sábado hicieron el setlist que quisieron – ole sus cojones – y no el greatest hits que muchos de los que vestían de camisetas de pull & bear esperaban, un directo para fans, no sólo las que la mayoría conocían. Bravo por ellos, aunque parte de los que acudimos desde esta web decidimos optar por otra alternativa en vez de hacernos un ‘Le Jos Chili Peppers’. Y es que el viernes y sábado la aglomeración para ver a las bandas principales, unida de los tapones mencionados, hizo que o te colocaras a primera hora en un buen sitio, o te colaras como pudieras por un lateral hasta donde hubiera hueco.  Siguiendo con el sábado, Liam Gallagher también consiguió reunir a una buena legión de fans de Oasis, su setlist así lo demostró, el hermano problemático tiene buenos discos en solitario, pero en sus directos al final acaba dando protagonismo a lo que la mayoría quiere, un concierto para fans de Oasis absoluto, correcto y sin arriesgar un ápice.

Lo de M.I.A. es pura actitud, rap descarado y puesta en escena abrumadora, repetía en el festival, pero multiplicando público sobremanera, uno de los momentos álgidos de la jornada del sábado sin lugar a dudas. The Prodigy dieron otro de los show más arrolladores para poner fin al festival, electrónica adulta, rave generalizada, algarabía masiva, quien tuvo retuvo. El  DJ-set de Jamie XX fue otro gran acierto para los que quisieran acabar el festival con buen rollo y bailando sin piedad, desde temas propios a remixes de Rosalía (un must en la familia The XX por cierto), proyecciones espídicas y buena hora de ejercicio cardio.

Primal Scream no defraudaron, con su ya mítico coro de gospel acompañando al gran Bobby, su concierto fue una comunión para adeptos a la banda, clase máxima y catarsis con los escoceses. Gran sorpresa del día Ava Max, que llenó de buen rollo y de dance halagador a los que huyeron de los Red Hot. ‘Not Your Barbie Girl’, ‘Sweet But Psycho’, o ‘Dancing´s Done’ dieron buena muestra de ello. Otro que siempre es certero es Kurt Vile, que junto a sus violators, dejaron bien claro que para eso del rock expansivo y el folk bluesificado tienen buenas manos, la banda logró hacer frente a los renegados de Liam sobremanera. Los nuestros también pusieron el pabellón bien alto en la jornada del sábado. Cupido reventó el tercer escenario desde primera hora, desafío al sol, y su foto en nuestra cartera para siempre.  Belako hizo lo propio a la misma hora, adelantando temas de su inminente nuevo álbum. Morgan también llenaron el cuarto escenario del Mad Cool, Nina y los suyos siguen creciendo a pasos agigantados y su rock nos atraviesa sin piedad, sin duda uno de los puntos álgidos con Ñ del festival. El fin de fiesta vino de la mano de ElyElla, otro set no apto para amodorrados de la vida.

Viernes – God Save The Queens

El viernes nuestro must fue el escenario 4, el Ouigo, que igual que el servicio en cuestión, en ocasiones se hacían paradas inesperadas – que se lo digan a los Bombay Bicycle Club. Adorable repaso a la discografía de Kevin Morby para arrancar el día, la fuerza de los belgas Deus, apisonadora en directo y uno de los shows más redondos del viernes, descubrimiento grato el de los Men i Trust, sonidos dreamy, coqueteo electrónico, pegada indie, adicción desde ya. Las ganas eran máximas para disfrutar de los Bombay Bicycle Club, un show en el que se escuchaba más el griterío guiri que al propio grupo, gran repaso a su discografía, desde sus inicios y algún que otro tema nuevo que no llega al nivel de lo que otrora fueron (habrá que esperar a escuchar su nuevo disco al completo), sonido que se desvanecía a mitad del show, como buena oferta anunciada de Ouigo, y vuelta a la normalidad con energía, los británicos tablas tienen. Delaporte nos dieron lo que necesitábamos tras ellos, una dosis de electricidad, un desentumecimiento necesario, himnos nocturnos y versiones de los Hijos del Sol, enamorados salimos, sudamos todos los margaritas, larga vida a José Cuervo.

Tiempo hubo para tocar el cielo con la voz de Angel Olsen, la artista llegaba de nuevo acompañada de su banda a Madrid, tras su sold-out en La Riviera, y llenaba con su chorro de voz el escenario 3 a la solana, ‘Big Time’, ‘Go Home’ o ‘Ghost On’ dieron buena muestra de ello. Previamente los Spoon recibían a los más madrugadores, los de Texas sufrieron el maltrato de los horarios, pero la potencia y la solera de la banda nos puso a buen recaudo con un buen baño de rock, moreno patrocinado por Britt Daniel. Tash Sultana hacía gala de su talento en el tercer escenario, repetía festival y volvía desde Australia para mecernos en su faceta multinstrumental, composiciones pop, rock con tintes psicodélicos y peculiares baladas con aire surfero.

Sam Smith nos concedió uno de los momentos más bonicos de la jornada, glam absoluto, show donde la reivindicación iba por bandera, soul y disco, diversión y censura cero, el británico llevó el dorado a su punto máximo, brillando como sólo el supo hacerlo. Los Queens Of The Stone Age también volvían al Mad Cool, tras aquel mítico bolo en el que invitaron a romper las barreras V.I.P., los de Josh estaban más recatados pero más fieros que nunca, ‘In Times New Roman…’ llegaba también en su momento live a ver esa potencia de la banda. Para la gran mayoría, el directo más bárbaro del festival. The Black Keys venían como cabezas, pero fuera de sus ‘greatest hits’ el resto de directo no hizo conectar mucho con un público al que más allá del ‘Lonely Boy’ y ‘Gold On The Ceiling’ todo le sonaba igual. Rüfüs du Sol dieron la campanada de cierre, el trío nos hizo levitar con su propuesta de electrónica invasiva bien hecha, espectáculo digno de cualquier atardecer bailongo en Ibiza, pasando del dance al techno y al house con estilo propio, la noche tomó sentido con su show. Entre medias nos escapamos al dj set de Romy, echamos de menos que cantara, pero es lo que hay, también pinchó a Rosalía, por supuesto.

Jueves – Te Das Queer!

El jueves tomábamos tierra en el nuevo recinto del Mad Cool con sentimientos encontrados, el mencionado punto a favor del transporte se veía nublado por tantas otras decisiones no tan lúcidas en la disposición y masificación. Tras empezar a hacer arder el cuentapasos desde la salida del metro, llegamos justo a tiempo para ver a King Princess desgranando los temas de su nuevo disco (premonitorio para lo que venía) ‘Hold On Baby‘, maravillosamente dulce y haciendo patente la influencia de los hermanos Dessner en directo, cremita. Como veníamos de disfrutar a Paolo Nutini en La Riviera, nos colamos directamente en The Offspring, quien tuvo retuvo (bueno…), aquí tuvimos que hacer gala del termino carcabeza de cartel, si bien nos hicieron volver a nuestra juventud, tampoco es que nos hicieran gozar como en su momento de apogeo, ojo que lo mismo los carcas somos nosotros. Nuestras incursiones a The Loop no fueron muy acertadas, sonido regulero, que mejoraría el resto de los días, así que nos fuimos a llorar con The 1975, banda que se rifan los festivales europeos y no europeos, pero que dieron un show anodino y lineal, bastante plano, quizás mejoró tras la media hora que aguantamos, no les dimos mucho más tiempo.  Escisión grupal entre Lizzo y Sigur Ros, estos segundos, maltratados por el sonido en un directo impoluto mecido por las conversaciones circundantes.

Gracias a dios vino Lizzo a poner un poco de movimiento serio al asunto, diva máxima, show de matrícula de honor, bailongueo del bueno y flautas a go go. La diosa Lizzo hizo que el Mad Cool fuera Mad Cool desde su inicio, la británica sabe cómo encender al público y hacernos lizzianos a todos. Brava con B de Bitch!. R&B, Soul, Disco y lo que su banda quisiera, oro puro.

Hay quienes ponen a Robbie Williams como el gran salvador de la noche, no se quedarían a Lil Nas X...Vamos a reconocer que el tío es un fenómeno, un capo y tiene un vozarrón de órdago, a parte de ser lo mejor de Take That (por favor que pase ya página) y de tener en su haber grandiosas composiciones, se vio poseído por el espíritu de un moderador de un Late Night Show más allá del de un festival, interacción constante con público (muy bien) y mucha verborrea. Se echó en falta más espectáculo.

Entre medias nos tuvimos que escapar a cantar eso de ‘Apply Some Pressure’ o ‘Girls who Play Guitars’ con los Mäximo Park, dañados por los cabezas de cartel, tocaron en familia dándolo todo y haciéndonos volver a lo mejor de los 2000, cuando el indie volvía a vivir una nueva época gloriosa, nos quitamos el sombrero (no como su cantante).

Todo valió la pena en esta jornada por disfrutar de Lil Nas X, el rapero norteamericano hizo de su espectáculo un puro delirio, orgullo Queer y libertad absoluta. Bailes imposibles, posturas infinitas, letras ardientes y actitud desenfadada, el show en mayúsculas, lo pregrabado como artefacto de choque, el hip hop como terapia grupal

Otro festival que termina, otro año que las penurias se hacen patentes en rrss y charlas de espera entre metro y lanzaderas, otro año, el próximo, que volveremos a pies juntillas.

Fotos: Zneas Leunam

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