27 abril 2024
Entrevistamos a Benjamin Walker: ' En el formato canción he encontrado la forma de digerir mis propios procesos de maduración'

En su última visita a nuestro país, parando por el centro de Madrid, pudimos conversar con Benjamin Walker. El músico chileno que ha ido desgranando algunos temas del que será su nuevo trabajo, esperado para este año, nos dejó una grata conversación en la que remarcó claramente su influencia musical, latinoamericana y anglosajona, vasos capilares de lo que son ahora sus canciones. A punto de finalizar su gira europea, el artista se encerrará en estudio durante los próximos meses, si bien no dejará de desgranar poco a poco esas nuevas canciones.

 

– Tu música, a caballo entre el folk y la electrónica, consigue tu mejor versión pero ¿en qué estilo dirías te sientes más fluído y cómodo para transmitir tus emociones?

La verdad es que a mí también me parece que es en el punto medio entre ambos lenguajes. Diría que me siento bien en la generalidad del lenguaje Pop, mezclado con algo que tuvo que ver con mi  formación como guitarrista.   Mi mamá me puso a tocar guitarra con seis años, orientado al folclore sudamericano, Víctor Jara, Violeta Parras…también mucho del folclore argentino que llegaba a nuestro país de la mano de nombres como Mercedes Sosa, etc.
Impregnado de esa formación guitarrista, es cuando empiezo a escuchar mi propia música, escucho a los Beatles como no,  cuando tengo 10-11 años entra la cantautoría más anglosajona en mi vida, como Elliot Smith, u hoy en día Sufjan Stevens. Joni Mitchell, Bob Dylan, esa cantautoría protesta, también se hizo fuerte en mi casa.De a poquito, siento que el timbre que uso para la canción pop viene de este folk tanto latinoamericano como norteamericano.

– Dado que tú te colocas dentro de un tipo de canción de autor al fin y al cabo ¿Qué entiendes tú por canción de autor y cómo lo relacionas con tu propio estilo?

En el caso de Latinoamérica hay factores musicales y factores temáticos. Los factores musicales tienen que ver con la formación que toma de la guitarra clásica que toman los trovadores cubanos diría yo, como Silvio, como Milanés, que fluye mucho hacia Sudamérica. La cantautoría chilena, el canto nuevo, el canto muy politizado durante los 60 y durante el exilio chileno, se vale mucho de este lenguaje de guitarra clásica, un lenguaje transversal, incluso en la música brasileña ( a pesar de beber más del jazz y de los crooners norteamericanos).

En Latinoamérica, la contingencia, hablar de política y no sólo explícita, hablar de amor- desde lo contingente, de lo cotidiano – siempre ha sido algo muy manido de la canción de autor. Jorge Dréxler, Silvia Perez Cruz, Pedro Pastor son algunos nombres que me fascinan que siguen cultivando esto por así decirlo

– ¿Dónde encuentras tu fuente de inspiración?

Del lugar del que más he sacado información para digerir una canción es en mi propia vulnerabilidad. En el formato canción he encontrado la forma de digerir mis propios procesos de maduración, la canción me permite exponerme, desde la propia melancolía.  Creo que esto es algo propio de la tradición chilena. Estamos en Latinoamérica pero estamos muy separados, Chile lleva un rollo de isla, el factor clima, el aislamiento, esto le da mucha melancolía a lo que hacemos, o al menos yo lo siento así.
Es por eso que el indie anglo cala muy hondo en Chile. Desde ese espacio de introspección es desde donde encuentro mi lugar en las canciones y donde más conecto con mi público, mis directos acaban siendo una especie de terapia grupal.

– Hace poco estuviste en el Lollapalooza, cuando alguien como tú pasa de una sala a un festival de esta índole y al revés, ¿Dónde encuentras más calor y con qué te quedas de cada escenario?

Me pasa que los festivales grandes son una novedad para mí desde el año pasado. He descubierto algo muy ajeno a esto que te comentaba de la voz y la guitarra y la cosa íntima. En el Lollapalooza diseñé un show diferente, mi repertorio pero mucho más energético, me di permiso para soltar la guitarra, de no saber que hacer con mis brazos y bailar, porque al final muchas veces la guitarra es mi escudo.
Sin embargo la vulnerabilidad de la sala y el teatro, eso que se logra en la intimidad, con la voz, la guitarra y viendo la expresión del rostro del público, es algo que me es muy sanador. Con el paso del tiempo he logrado que mis conciertos sean espacios donde sentirnos seguros, tanto yo como mi público.

– ¿Qué ha cambiado en tu manera de crear canciones desde el prisma del Benjamin del pasado vs el del presente?

He ido perdiendo prejuicios, he ido perdiendo dogma que respondía a mis inseguridades. La verdad ese dogmatismo que se ha esfumado, de hacer canciones muy intensas, o declarar principios, así por ejemplo en mi penúltimo single lo único que buscaba era bailar contento cantando al desamor desde un lugar muy liviano, mover mis brazos, entender que soy baile, noche, catarsis. No sólo soy ejercicio racional y profundo y denso, este permiso me lo llevo dando con el paso del tiempo para abrir el diálogo más conmigo mismo y perder el miedo al ridículo.

Esta canción que te comento la baile con todo el mundo en el Lollapalooza, sin tanto pudor como podía tenerlo al principio de mi carrera.

– ¿Qué nos puedes adelantar de tu nuevo disco?

Mi nuevo disco saldrá este año, en julio estaré entre México y Argentina, y creo que cerca a noviembre podrá ver la luz. Ahora lanzaré mi nuevo single junto a Luis Enrique de Nicaragua , gran salsero, una canción que hace pensar y liberarte. Este nuevo disco es el ejercicio creativo más sincero que he hecho hasta la fecha.

– ¿Qué colaboraciones tendrás en este nuevo trabajo?

Se vienen colaboraciones con Nicaragua, con Perú, con más países latinoamericanos… va a ser algo conceptual, pero con muchas colaboraciones y co-autorías, aquí me permití mucho componer con otros colegas. Esta composición cruzada es algo que no había hecho tanto en el pasado y que me llena de emoción, espero os guste el resultado.

– Abogado y músico, ¿pero dejaste la abogacía por la música o has ejercido algo en estos últimos años?

Terminé la carrera de Derecho, pero no me di ni tiempo de ejercerla, al tercer año de la escuela de Derecho ya tenía una carrera musical en curso, la gente me escuchaba en Chile… El cuerpo me pedía que no le diera menos sino más tiempo a la música, me tomé un semestre sabático para dedicarme a mi carrera y llevo nueve años. ¡Vamos a ver lo que me dura! A veces hay que saber escuchar al cuerpo antes de que pase la cuenta.

– Chileno, residente en México, ciudadano del mundo cuando te dejan ¿Alguna espinita pendiente?

Me sorprendío mucho Argentina, nunca me concentré en ir a Argentina, y allí espontáneamente veía videos de covers, menciones en redes, etc. Es un país del que yo he bebido mucho me crié con el rock argentino, Espineta, Charli, Pedro Áznar (al que abrí una gira). Fui un mes entero hace poco. Tengo una cita pendiente que aún no fuí como turista siquiera, Brasil. Cuando era chico estudié mucha música brasileña, traté de contar como Joao Gilberto cuando era pequeño, me encanta el estilo de Caetano Veloso. Hoy en día hay proyectos muy inspiradores en este país y tengo muchas ganas de pisarlo y llevar mi música allí.

– ¿Cómo es volver a Europa y qué tienes preparado para esta gira?

Vengo a conocer nuevas ciudades, a conocer músicos, a ver dónde me ponen mis canciones. La gente podrá ver un show muy depurado, canciones íntimas, voz y mi guitarra. Además poniendo a prueba canciones que acabo de componer, que son versiones únicas que quizá muten cuando entre al estudio, esto va a hacer que esta sea una gira muy particular y única.

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