El pasado 2 de octubre, en el Café Berlín, no hubo luces tenues ni música que indicara el comienzo del espectáculo. Simplemente apareció el virtuoso guitarrista Bernard Butler con su cabello alborotado, moviéndose un poco torpemente en el escenario antes de lanzarse a su primera canción.
Bernard Butler dejó entrever su maestría en la guitarra en varios momentos, para el deleite del público. De hecho, bromeó diciendo que su mujer fue quien le dio el consejo. Entre historias de su carrera, su barrio cercano a la montaña de Primrose Hill, sus muchas colaboraciones y su infancia vendiendo periódicos afuera de las estaciones de metro, el cofundador de Suede nos deleitó con canciones de su nuevo álbum Good Grief y su catálogo anterior.
A Bernard Butler le encanta expresar su gratitud, aunque, como él mismo bromeó, también disfruta recibirla. Su manera de tocar la guitarra es simplemente impresionante, una sorpresa si consideramos su personalidad algo tímida. Pero, al final de una canción, se lanza en un solo de guitarra de tres minutos que nos hace sentir diminutos ante su talento.
El clima de España le pareció asombroso, y no es de extrañar, ya que Madrid rozaba los 30 grados para la ocasión. Entre sus reflexiones sobre su Inglaterra natal, comentó que siempre busca el mar y el buen tiempo, aunque encontrar el tiempo para viajar no le era tan sencillo. También bromeó con los ingleses invadiendo el sur de España, poca broma, ya nos sentimos invadidos. Al final su dote habladora iba aumentando a la par que iba desgranando cancionero, ‘Deep Emotions’, ‘Camber Sands’ o ‘My Domain’ sonaban arrebatadoras en un Café Berlín ojiplático, respetuoso como pocas veces.
Las interpretaciones íntimas de sus grandes éxitos en solitario, como “People Move On” y “Stay”, no se vieron afectadas en absoluto por la falta de una banda en directo. El artista tuvo palabras de admiración para el talento de Jessie Buckley, la actriz con la que colaboró en su proyecto anterior, del que nos deleitó con dos canciones: “Shallow the Water” y “20 Years A-Growing”. Resaltó lo significativo que ha sido para él trabajar con ella y recordó lo diferente que era verla interpretar en el teatro en la obra de cabaret. Acto seguido se embarcaba en la interpretación de ‘Pretty D’ o ‘Autograph’, maravilla.
En definitiva una noche única, un romance bilateral, el de un artista entregado y desnudo a un público muteado y ensimismado, un auténtico lujo
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