27 abril 2024

Sin parecer arrogante, yo que siempre he sido tan crítico con lo que se hace en Valladolid, he logrado por fin darme con un canto en los dientes. Ese canto se llama Kiko Sumillera, que recientemente publicó su debut en solitario Montañas de Sangre.

Por fin alguien ha despertado y se ha dado cuenta de que hay vida más allá del folk, de cantar en inglés y de sonar siempre a lo mismo. Ya, superemos esa fase. Sin ser un EP que arriesgue demasiado consigue sonar perfecto y prometedor. Prometedor por lo que puede llegar a hacer este chico en un futuro si sigue la cosa evolucionando tan bien como ha resultado hasta ahora.

Intento ser comprensivo fue la pieza que me rompió los esquemas, esos primeros segundos hicieron que mi cabeza dijese al instante: ¡ESTO SÍ! Un alegre comienzo con ritmo pegadizo que hasta me parece tropical, y nos acompaña en el resto de la canción. Lo que complementa a esto es el uso de la grave voz, canciones cantadas con naturalidad, sin forzar y que tiene un regustillo lo fi, con la parte instrumental sobrepasando a la vocal, cosa que lo hace todavía más especial.

La segunda es la que da nombre al disco, Montañas de Sangre. Ahora la guitarra consigue envolverte en un bucle dream que está presente en todo el trabajo, pero que de nuevo en el principio de esta canción queda más patente que en el resto.

Los Santos cierra esta joya vallisoletana grabada en el Estudio La Leñera. Ahora el elemento que me transporta es la batería que rompe la tranquilidad reinante, ayudada de nuevo por una guitarra muy desgarrada, es como si Kiko tuviese todos los elementos necesarios y los combinase de forma perfecta y diferente en cada canción.

Este EP me envuelve de principio a fin y por eso el único consejo personal que mi conciencia permite hacer es: Kiko arriésgate más, rómpeme la cabeza en el próximo y aléjate del Nachoveguismo.