25 abril 2024

MERLO ES ALLAN, QUE ES ALLEN

El ajustado vínculo entre cine y teatro se manifestó durante la programación teatral de ferias en la comedia TÓCALA OTRA VEZ, SAM que llenó el Teatro Zorrilla todos los días de función con un espectáculo ya con bastante rodaje (ha sido éxito de público indiscutible en la cartelera madrileña el pasado año), protagonizado por Luis Merlo y María Barranco, junto a Javier Martín, José Luis Alcobendas y Beatriz Santana.

Su directora, Tamzin Townsend recupera uno de los primeros textos de Woody Allen. Escrito en los años 70, su comicidad y redondez están fuera de duda, lo que no hace más fácil la labor de dirección y muy especialmente la de traducción y adaptación, para que los giros lingüísticos y las referencias temporales y geográficas puedan tener sentido en castellano. Lo tienen, en parte gracias al camino allanado por la versión cinematográfica española, Sueños de un seductor (Herbert Ross, 1972), salvando expresiones y situaciones ya obsoletas en aquella: ese marido de Linda (María Barranco), Frank (José Luis Alcobendas), obsesionado por la cobertura allá donde va parece que sitúa en la prehistoria a su álter ego cinematográfico, compulsivamente preocupado por estar localizable al otro lado de la espiral de aquellos armatostes fijos.

Pero excluyendo detalles anecdóticos, el texto de Allen es atemporal, perfectamente asimilable por el público de hoy: por la intuición que ha llevado al director estadounidense a plantarse en nuestros días garantizando el éxito casi de cada una de sus creaciones al adaptar sus temas -que son sus miedos y los de todos- al tiempo corriente en clave de humor casi siempre inteligente, y por tratar el universal e inabarcable tema del amor, siempre de moda, siempre tan necesario pero tan problemático en ocasiones. Allan (Luis Merlo), neurótico intelectual que conversa imaginariamente con el legendario Humphrey Bogart acerca de los secretos de la seducción, acaba de ser abandonado por su esposa y entabla una relación especial con la mujer de su mejor amigo, en la que descubre un alma gemela. Linda se convierte en su confidente… y en algo más.

Pero volvamos al binomio esencial: cine dentro del teatro y viceversa. Cine y Woody, punto de partida y de llegada. El mejor cine clásico –omnipresencia de la mítica Casablanca: música, diálogos, archiconocido cartel, Javier Martín como Bogart- y el “aval Allen” engrasan todo el montaje, de principio a fin, desde la recreación del piso que habita el atormentado crítico de cine Allan, que podría ser un apartamento de Manhattan, hasta la interpretación de un desaliñado Merlo que trata de emular al feúcho y desgarbado Allen (como Allan) de la película de Ross.

Neurótico, miedoso, inseguro, hipocondríaco… Fuera de duda su solvencia interpretativa, Luis Merlo fuerza algo la recreación del personaje (alargando los sonidos de las frases, trastabillando continuamente hasta caricaturizar en exceso) en un intento de dar forma a un personaje por naturaleza vacilante y obsesivo, quizás con la referencia demasiado presente de la característica personalidad de Woody Allen. La réplica de su compañera, María Barranco, impecable. La dulce Keaton deja paso a la chica Almodóvar en un trasunto de Linda a la española mucho más potente. En oportunidades así, muestra Barranco una cualidad excepcional para la comedia: la moldea a su gusto, se presenta entrañable para el público a la vez que dota al personaje de gran eficacia.

Muy a destacar la gran sintonía entre los dos actores protagonistas que salieron con soltura de alguna equivocación que le dio vida a la función. Forman un gran equipo gracias al cual los gags cómicos funcionan muy bien. Cambios de cuadros dinámicos y aceptable ritmo escénico que no dio tregua a un público entregado a la risa.

Espectáculo: TÓCALA OTRA VEZ, SAM, de Woody Allen
Dirección: Tazmin Townsend
Interpretación: Luis Merlo, María Barranco, Javier Martín, José Luis Alcobendas y Beatriz Santana.
Lugar y fecha: Teatro Zorrilla , 9 de septiembre de 2011