24 abril 2024

Como viene ocurriendo desde hace ya siete años, la temporada festivalera ha quedado oficialmente inaugurada con el Festival SOS 4.8, que este 2014 se ha celebrado, como también es habitual, el primer fin de semana del mes de mayo. Ya desde las primeras horas de la tarde del pasado viernes las inmensas colas formadas en la puerta del recinto La Fica certificaban la ingente cantidad de abonos vendidos -la asistencia se ha cifrado en 70.000 personas en las dos jornadas, lo cual en ciertos momentos llegó a ser agobiante-. La culpa de este éxito de taquilla la tuvo, sin duda, lo atractivo del cartel que este año ofrecía el festival murciano, cuyos principales reclamos, no obstante, se concentraron fundamentalmente en la jornada del sábado.

Uno de los rasgos más distintivos del SOS ha sido, desde sus primeras ediciones, su apuesta por la diversificación, proponiendo algo más que conciertos -no en vano se definen como “festival de música, cultura y arte”-. Así que este año lo primero que hicimos fue dirigirnos al edificio de Arte y Voces para escuchar el impagable historial de peleas de Kiko Amat. En lo que a conciertos se refiere, pudimos ver a The Kooks, cuyo directo del día anterior en el Razzmatazz ya comentamos aquí. Y, para cerrar, un huracán llamado The Bloody Beetroots desató la locura en el escenario principal, el ya famoso Estrella Levante.

Y del escenario Estrella Levante parecía que los organizadores no querían que nos moviéramos en toda la jornada del sábado, habida cuenta de los grupazos que se sucedieron encima del mismo. Llegamos a tiempo para ver salir a escena a Elton John Damon Albarn -nos perdimos a Triángulo de amor bizarro, sí- en su única cita en nuestro país. El británico acaba de publicar un brillante álbum en solitario, ‘Everyday Robots‘, y su setlist se movió entre las canciones de dicho álbum y algún que otro corte recuperado de sus anteriores grupos. De Gorillaz sonaron las grandes ‘Tomorrow Comes Today’ y ‘Kids With Guns’, además de ‘El mañana’, y aunque nos quedamos sin los temazos ‘On Melancholy Hill’ y ‘Clint Eastwood’, dos habituales en su setlist, el trueque mereció la pena, pues a cambio interpretó unas emocionantísimas ‘Out of Time’ y ‘Tender’, grandes éxitos de Blur y clásicos de la historia del britpop.

Pero si hubo un grupo que se comió el escenario, ése fue Phoenix. Los galos ofrecieron uno de los mejores directos del festival -si no el mejor-, presumiendo de lugar de nacimiento con proyecciones de París y Versalles y derrochando elegancia y temazos por doquier. ‘Entertaiment’, ‘If I Ever Feel Better’, ‘1901’ y, sobre todo, ‘Lisztomania‘, causaron fervor entre el público, que también disfrutó de lo lindo con unas estupendas ‘Girlfriend’, ‘Too Young’, ‘Trying To Be Cool’ –conseguido-, ‘Consolation Prizes’, ‘S.O.S. in Murcia Bel Air’ y una sorprendente ‘Rome’. Thomas Mars no pudo lucirse más en su papel de maestro de ceremonias y, como buen rockstar que es, se lanzó en brazos del público, que le acogió con gran entusiasmo, física y metafóricamente.

Tras esta gran actuación llegó el momento de los otros vencedores de la noche, Neil Tennant y Chris Lowe, en la primera de las cuatro citas que les traerán en los próximos meses a nuestro país. El tour de ‘Electric‘ -según la crítica, su mejor álbum del siglo XXI- no se centra en sus últimos lanzamientos -de ‘Electric’ sólo sonaron tres cortes: ‘Axis’ para abrir el concierto, ‘Vocal’ para cerrarlo y ‘Fluorescent’, su último single; de ‘Elysium‘ únicamente recuperaron la redonda ‘Leaving’ y ‘A Face Like That’, combinada ahora con ‘One More Chance’-, sino que se regodea en grandes momentos de la carrera del dúo, que curiosamente no son los mismos grandes momentos en los que se centraba su anterior gira. Y es que cuando tienes una discografía tan llena de temazos puedes variar el repertorio a menudo sin que nadie se queje de que falta tal o cual canción. Junto a éxitos obvios (‘West End Girls’, ‘It’s A Sin’, ‘Rent’, ‘Suburbia’) y a sus famosas versiones, que ya parecen temas propios (‘Somewhere’, ‘Always on My Mind, ‘Go West’) tuvieron la buena idea de recuperar cortes como ‘Fugitive’, ‘Integral’, ‘Domino Dancing’ o ‘I Wouldn’t Normally Do This Kind of Thing’. Si a todo ello le sumamos la vigorosa, sensacional y cuidada hasta el detalle puesta en escena, parece difícil que el espectáculo de los Pet Shop Boys pueda no haber electrizado a alguien.

A Fangoria le tocó el papelón de salir al escenario después del gran show ofrecido por sus ídolos. La reedición de ‘Cuatricromía‘ ha motivado una ligera vuelta de tuerca a su gira, con pocos cambios con respecto a la que pudimos ver el año pasado en, por ejemplo, el Low Cost Festival. Siguen alternando éxitos de Fangoria -gran comienzo por todo lo alto con ‘No sé qué me das’- con éxitos de Dinarama y con -cada vez menos- canciones de su último álbum -el final de ‘Un robot no cree en Dios’ es perfecto y es un gran acierto que no la hayan sacado del setlist-. No tan acertado resulta, sin embargo, el gran protagonismo que ha adquirido el cuerpo de baile, con un número absurdo en mitad del show en el que lo manifiestamente mejorable de su coordinación se hace más que evidente; ni tampoco lo fue que el final del concierto -ni más ni menos que las tres últimas canciones- se lo cedieran a las Nancys Rubias -¿de verdad hace falta que les acompañen siempre?-. Esto, junto con la extraña ausencia de Nacho Canut en varios momentos del espectáculo, la renovada audiencia del dúo, que se emociona más cuando la Juanpe finge tocar la guitarra que cuando Alaska interpreta ‘Ni tú ni nadie’, y el recuerdo de las enormes actuaciones de Phoenix y Pet Shop Boys hicieron que su paso por el festival no nos dejara muy buen sabor de boca.

La fiesta continuó, para aquéllos que no estuvieran, como nosotros, destrozados tras estos cinco conciertos, con Erol Alkan, el dj set de Totally Enormous Extinct Dinosaurs y, más tarde, en el OFF SOS, la sesión de Guille Milkyway. Aunque hubiéramos agradecido una distribución algo más equilibrada de los artistas entre viernes y sábado, si esta séptima edición del SOS ha servido para algo ha sido para colocar el listón de siete-horas-seguidas-delante-de-un-escenario muy, pero que muy alto.