23 abril 2024

 

El pasado fin de semana se celebró la octava edición del Low Festival, una de nuestras citas musicales favoritas del verano, en la ciudad deportiva Guillermo Amor de Benidorm. Como venimos haciendo desde hace varios años, no quisimos perdérnoslo y hasta allí nos desplazamos atraídos por la calidad y variedad del cartel, con el que la organización ha logrado batir récord de asistentes: casi 78.000 personas a lo largo de las jornadas del viernes, sábado y domingo.

El viernes presentaba el cartel más suculento de los tres días, tanto mejor aprovechado cuanto qbelle and sebastianue el festival se había concebido sin solapamientos entre los cabezas de cartel. Love of Lesbian eran el principal reclamo patrio de la jornada, si bien nosotros llegamos a tiempo para ver a León Benavente, repitiendo en el Low Festival y congregando a una nada desdeñable cantidad de público ante el escenario Ron Matusalén. Imposible no sentirse capturado por la presencia escénica del mesiánico Abraham Boba, en un setlist en el que no faltaron ‘Gloria’, ‘Revolución’ o ‘Ser brigada’. Los platos fuertes de la jornada comenzaron pasada la medianoche, cuando salieron al escenario Budweiser Belle & Sebastian, a los que ya vimos en el Low hace tres años. Teníamos muchas ganas de volver a verlos en directo y disfrutar de los hits de su nuevo álbum después de que el pasado noviembre cancelaran su actuación en Madrid. Nos quedamos con las ganas, pues de ‘Girls In Peacetime Want To Dance‘ solamente interpretaron ‘Nobody’s Empire’ y la estupendísima ‘The Party Line’, muy apropiada para el directo. Una pena. En cambio, Stuart Murdoch -que comenzó el concierto afirmando que ellos “sí son europeos” y nunca nos dejarán (!)- y los suyos parecían haber acudido para presentar ‘If You’re Feeling Sinister’, de la que recuperaron hasta cuatro cortes, todos fabulosos, cómo no: ‘Stars of Track and Field’, ‘Like Dylan in The Movies’, ‘Get Me Away From Here, I’m Dying’, con la que se desató la locura, y ‘Me and the Major’ para cerrar el show. No faltó el numerito de ‘The Boy With The Arab Strap’, subiendo a una multitud de personas de entre el público -¡cada vez más!- al escenario. Pero también recuperaron temas que no interpretan tan a menudo -será por discografía-, como ‘I Don’t Love Anyone’ o ‘Electronic Renaissance’. Otros que solamente interpretaron dos temas de su último disco -‘Huarache Lights’ y ‘Need You Now’- fueron Hot Chip, los auténticos triunfadores de la noche. Los de Alexis Taylor, que parecía que se había fugado de la peluquería a medio tinte, nos dieron un hit tras otro, empezando ni más ni menos que con ‘And I Was a Boy From School’. No faltaron la canción de escucha compulsiva ‘Night & Day’ -una pena que eliminaran la parte de “Do I look like a rapper?”: habría sido muy divertido escuchárselo a Alexis con semejante atuendo encima- ni nuestra canción internacional favorita de 2012, ‘Flutes’, ni tampoco su mejor tema, ese emocionante himno que sin duda es ‘Ready For The Floor’. A continuación subieron al escenario Monarchy, con su colección de bonitos temas synthpop bajo el brazo, que están presentando por todos los rincones de la geografía nacional: ¡qué guay es que en España estos grupos tengan tan buena acogida! ¿Verdad, The Sound of Arrows? Benidorm no fue una excepción y el público bailó al ritmo de ‘Disintegration’, ‘Black Widow’, ‘Maybe I’m Crazy’ o su hit ‘Living Without You’. No faltaron la preciosa ‘It’s All I Know’ ni su versión de ‘Lithium’, de Nirvana, el tema mejor recibido -ups- de toda su actuación.

En la jornada del sábado los protagonistas fueron los grupos españoles, numerosísimos en el cartel de esta edición. Empezamos con los gallegos Novedades Carminha, que venían desde la otra punta de la península a presentarnos su último disco, ‘Campeones del mundo’, en una actuación en la que alcanzaron su confesado objetivo de hacer que el público moviera “la cadera en vez de la cabeza”, azuzándonos al grito de “¡No se oye un carallo!”. Combinaron los aires tropicales de sus nuevos temas -‘Que Dios reparta fuerte’, ‘Ritmo en la sangre‘- con sus hits más garajeros, como las infalibles ‘Jódete y baila’ o ‘Te vas con cualquiera’, apropiadísima para la ocasión -“Molas mogollón/ llévame a Benidorm”-. Tampoco se olvidaron de ‘Juventud infinita’ -¿su mejor disco?- recuperando ‘Fiesta tropical’, la descacharrante ‘Antigua pero moderna’ o ‘Quiero verte bailar’. Lo único malo de su concierto fue que nos perdimos a Terrier, que tocaban a la misma hora. El gran reclamo de la noche eran sin duda Los Planetas, cuyo show estaba programado durante una hora y media. El repertorio del grupo no es tan agradecido para el público casual, lo cual se hizo evidente durante los primeros temas de su actuación, con esa árida apertura con ‘Los poetas’. Sin embargo, conforme fue avanzando su show, más se fueron metiendo Jota y compañía a la audiencia en el bolsillo: no nos privaron de ‘Nunca me entero de nada’, la mejor canción de la historia del pop español, ni de la emocionante ‘Parte de lo que me debes’, ni de ‘Santos que yo te pinté’, con unas proyecciones terroríficas. ‘Un buen día’ y ‘Pesadilla en el parque de atracciones’ sirvieron para conquistar del todo al público del Low. Tras Los Planetas nos dirigimos a ver el show de The Suicide of Western Culture y su “electrónica con trasfondo filosófico”, un auténtico descubrimiento en directo y toda una rareza en el panorama musical nacional. Sus canciones, más atronadoras que las de Crystal Castles -pero con títulos de Sufjan Stevens-, sonaron de maravilla en el escenario Jägermusic. El otro gran reclamo de la noche del sábado eran Suede, que pasaron bastante de su último trabajo, ‘Night Thoughts‘, del que únicamente interpretaron un tema. Brett Anderson se movió hasta la extenuación -literalmente- en un show que fue in cresdendo y en el que encendieron al público con hits de la talla de ‘Beautiful Ones’. Y, como nos puede un grupo francés, clausuramos la jornada del sábado con el show de Exsonvaldes en el escenario Wiko, donde lograron crear un ambientazo increíble: otra gran revelación del festival.

hot chip

El domingo se presentaba nuevamente plagado de grupazos. Carlos Sadness actuó aún de día en el escenario Ron Matusalén, donde su sonido se mezclaba con el proveniente del escenario Jägermusic, lo cual resultaba enormemente incómodo -el propio Carlos Sadness bromeó con ello-. Con un público jovencísimo en las primeras filas, tal y como atestiguaban las pantallas, fue desgranando los temas de su, de momento, corta discografía. Sonó, por supuesto, el hit ‘Miss Honolulu‘, el hitazo ‘Qué electricidad’, y nos libramos de Zahara en la estupenda ‘Au revoir’. Tampoco se dejó en el tintero su versión de ‘Groenlandia’ de los Zombies, que no puede pegar más con su imaginería “galactotropical”. Mientras 091 sonaban francamente bien en el escenario Budweiser, preferirnos irnos a darlo todo con los Cheese & Bacon Djs, que estaban encadenando un temazo tras otro -¡Die Antwoord!-. Por favor, para la próxima, que los programen a las 5 de la mañana. Volvimos al escenario Ron Matusalén, donde Marky Ramone, leyenda viva del punk, revivió a la batería buena parte de la discografía de los Ramones, ante un pogo que iba creciendo por momentos. Mención especial a la impecable labor de Ken Stringfellow, que no paró ni un momento -apenas lo justo para que sonara el mítico “one-two-three-four!”-. Imposible no vibrar ante clásicos del tamaño de ‘Sheena Is A Punk Rocker’, ‘The KKK Took My Baby Away’ o ‘Pet Sematery’, o ante el bis, con su versión de ‘What A Wonderful World’ seguida de ‘Blitzkrieg Bop’. Después se subieron al escenario Miss Caffeina, y con ellos pasamos del punk al Pimkie. ¡Qué monos iban! Debería estar prohibido subirse a un escenario de esa guisa, por mucho que su colección de canciones blandurrias no admita otra cosa. Aunque lo peor tenía lugar cuando se dirigían al público, por ejemplo para lanzar un mensaje condescendiente sobre el reggaeton -porque claro, ellos son mejores que eso-. Pero todo tiene su parte buena porque, tras ellos, valoramos mucho más el espectáculo de El último vecino: unas canciones enormes en el escenario más pequeño del festival. Gerard, nuestro Jonny Pierce particular -¡qué manera de fusilar sus movimientos!-, nos conquistó nada más salir al escenario con su camiseta de Queen y su pinta de superestrella -lo que es-. Todas las canciones de ‘Voces’, sin excepción, son maravillosas. Y ya sabemos que sus referencias son evidentes -en la ‘La noche interminable’ cantó ‘Some Girls Are Bigger Than Others’: ¡hurra!-, pero esas letras, espectaculares, tienen mérito propio. Un concierto excepcional, más que digno del escenario principal… donde, de hecho, sí estuvo, invitado por Jefaza Javiera Mena, que nos ofreció otro gran show. Claro que, con cancionazas como ‘Otra era’ y ‘La Joya’, es difícil decepcionar. A destacar sus tres pimpantes bailarinas y la coreografía con espadas láser para el hit ‘Espada’. Se despidió con su versión de ‘Yo no te pido la Luna’, dando paso a los Ochoymedio Djs, que pincharon Vetusta Morla -que también tocaban esa noche, para los que tuvieran interés- y -¿coincidencia?- se puso a llover (!). El broche perfecto para una -otra- edición divertidísima del Low. ¡Nos vemos en 2017!

Fotografías: Javier Rosa.